Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 9 de julio de 2008

EL CHANCHO Y QUIENES LE DAN DE COMER

La gala de ayer noche representó desde OT otra ofensa al buen gusto.

Al ser Mejide el purulento moscón en la sopa, el plato se torna incomible.

Una pena que de poco sirvan los esfuerzos de los concursantes, la Academia y los otros miembros del jurado.

Este espacio, contaminado a sabiendas por productores que estimulan en los televidentes los más bajos instintos, ya no tiene remedio. Creo que nadie se cree que Operación Triunfo sea un estímulo a la creatividad, y mucho menos un ejemplo para los jóvenes con alguna vocación musical.

Poner a un lumpen amoral como jurado es lo peor que podía pasar a este espacio, nacido con pretensión de seriedad, y moribundo ya en su consecuencia última.

De poco sirvió el excelente espectáculo que brindaron los finalistas -sobre todo Chipper, Pablo y Sandra-, para hacernos pasar un buen rato.

Ver y oir a un sujeto miserable con plena licencia para insultar, nos llena de ira. Como es de recibo en quienes cultivamos la tolerancia y el respeto al prójimo, nuestra ira supera con creces aquello que pudiera deleitarnos. Incluyo en el deleite las intervenciones de Cocó (simpre magnífica y especialmente sensitiva) o Noemí y el director de Los Cuarenta Principales (justiciera la primera, sobrio y atinado el segundo)

Los intentos pacifistas de Llácer llamando a Mejide "amigo", en procura de arrastrarlo hasta el Chat, más que lamentables son una clara inmersión en las aguas servidas. De hecho contradicen su buen hacer artístico y emocional como director de la Academia, parejo al incuestionable mérito de sus colegas; los profesores.

Indignan los comentarios (en otro programa de tv, emitido parcialmente en la trasnoche del señalado chat) vertidos por el mencionado canalla, asociando el pasado de Sandra a su rol de María Magdalena; ganado con el esfuerzo que siempre la ha caracterizado.

A más del repudio de cualquier ciudadano decente, el racista, homófobo y evidente sexista se merece (reitero una vez más) un sendo juicio por calumnias e injurias.
Estimo que hasta los colectivos feministas debieran intervenir al respecto.

No es de recibo que cualquier perturbado pueda desgranar con la mayor naturalidad, el respaldo de una productora y la aquiescencia del canal de televisión, los juicios degradados y degradantes emitidos impunemente durante un espacio horario al que nuestros niños y adolescentes acceden con facilidad.

En sus inicios OT iba dirigido a las familias, centrándose en los más jóvenes. Ahora es un circo, en el que un sádico que poco tiene que ver con la música y nada con la humanidad, desquicia a los concursantes, trastornando de paso a los otros jurados y profesores de la Academia.

De poco sirve que la aguerrida Noemí o el sutil Llácer planten cara (o media) al burdo agresor. Ya nada tiene remedio. No sólo el concurso huele a putrefacto cadáver. También proyecta en los medios el nefasto ejemplo que un negocio logrero y falto de escrúpulos resta a la convivencia y la tolerancia ciudadanas; tan necesarias hoy como siempre.

Hay un refrán bonaerense de lo más sabio. Es el que dice: "La culpa no la tiene el chancho, sino quien le da de comer..."

Esto es; quienes producen el espacio, aquellos que lo emiten, y los que sintonizan Telecinco -la exportación mediática de Berlusconi- los martes a las 22,15 horas.



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