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miércoles, 14 de octubre de 2015

PERÓN: LUZ Y SOMBRAS. LIBRO III. 1946-1955



Ya durante ciertos pasajes, en los dos primeros volúmenes de esta biografía panorámica, asomaban rasgos que caracterizarían lo que devino la dictadura de Juan Perón, y su combinación entre deseos de justicia social y ambición de controlar todo y a todos.
Confieso que empecé a redactarla sin tener una idea precisa sobre esta fórmula histórica, inédita hasta entonces, salvando la experiencia cubana con Fidel Castro y su comunismo tropical. Habiendo vivido gran parte de sus presidencias como inmigrante, durante treinta y tres años, conocía sus límites políticos y sociales, con ideas más o menos claras por mi formación cultural y años de militancia en una formación de izquierda, junto a infinitas lecturas, pero redactar una biografía era otra cosa. Sentía que mis conocimientos sobre Perón y el peronismo eran insuficientes para acometer, paso a paso, esta figura histórica aún vigente, de derecha a izquierda en la Argentina. Desde luego, me interesaba desentrañar el misterio entre reforma social democratizadora y tiranía política. Nadie lo había hecho hasta entonces. El personaje la resume mejor que muchos fracasados en el intento, gracias a un momento histórico único.
Necesitaba a alguien humano, alejado de experiencias brutales prietas en regimentación social como las de Hitler, Mussolini, Stalin, Chiang Kai Chek o Mao Ze Dong. A ese efecto, me sentía incapaz de abordar períodos dictatoriales o democráticos de ciertos personajes latinoamericanos, menos cinco de ellos (Allende, Arévalo, Arbenz, Vargas y Cárdenas), o europeos o asiáticos, bárbaros, crueles y sanguinarios. Perón no lo era, sin duda, ni lo fue, pese a sus grandes defectos, hasta su vejez, cuando el tardío retorno al país le colocó en la presidencia por tercera vez, ya muy deteriorado por una constelación de males que acabarían con su vida en meses. Fue su último “¡Hurra!” mediatizado por otro momento histórico. Las reservas nacionales de la posguerra se habían transformado en deudas y baja productividad en 1973. Aún entonces, pese la represión selectiva y limitada, conservó su prestigio de antaño, reforzada hasta el delirio por la terrible dictadura militar que sobrevivió a su segunda esposa y un mucamo macabro, digno de película de terror. En verdad, el espeso entramado austral lo era al completo. De allí su temporal resolución dramática y sangrienta por parte de hombres de armas corrompidos y criminalizados.
Repasando a fondo una nutridísima bibliografía de su paso por este mundo, fue asomando ante mis ojos, perspicaces y ávidos de conocimiento, aquello que anticipaban la luz y las sombras sobre su figura, elemento clave para entender lo que por último sucedió, y sucede hasta hoy, en la singular Reina del Plata. Mi pasión por la historia, y la curiosidad que entraña descubrir el qué y los porqués del comportamiento humano, me remitió constantemente a los dramas y tragedias de William Shakespeare.
Rozar esas alturas significa talento, brillo literario y sentido narrativo agudo. Son virtudes que no me son ajenas. Las afirmo desde el más absoluto realismo y con cierto pesar, por la soledad que comporta la lucidez. Cuando la asumes, no hay vuelta atrás. Empero, en mi condición de escritor y pensador, sé que validarlas requiere lectores que no permanezcan varados en las apariencias, y las leyendas negras que oscurecen las luces de la verdad. Sin su concurso, de poco sirven. Por diversas circunstancias, a esta obra, monumental y diferente, le han faltado las ediciones en papel, dentro y fuera del país de Perón. Redacté los copiosos volúmenes desde un acto rebelde ante tanta chatura cultural en España, quizá como una forma nostálgica de volver a un país que, sin embargo, no existía, tal como lo viví. Lo presentía conociendo bastante bien, el horrible experimento “peronista/Liberal” de Carlos Menem, que sucedió al fracaso parcial de Raúl Alfonsín. Eso mismo acreditaron mis seis viajes turísticos por Buenos Aires durante siete años, sin que nadie, por una razón u otra, se interesase en leer, editar allí, o importar mis volúmenes. Ello no me desanimó. Mi pasión de hacer obra puede más que los obstáculos alzados desde que la inicié, con cincuenta y cuatro años. Estimo que nadie que no haya vivido bastante pueda hacer este uso del abecedario. El auxilio de la ciencia, a través del libro virtual, llega para reparar, aunque sea muy parcialmente, este desdoro inaudito. No solo perpetrado con mis tomos sobre Perón. El resto de mis obras, fueron y serán rescatadas por ese medio.
Los argentinos actuales son mayoritariamente peronistas o antiperonistas, casi por ósmosis, pues, a ciencia cierta, nada puede reemplazar el conocimiento ante lo perpetrado por las fuerzas antiperonistas, y también porque, además, al igual que los españoles, son poco inquietos culturalmente. El fenómeno es mundial, no exclusivamente criollo, aunque las crisis constantes dañaron el tejido social, afectando la voluntad del saber en el país, y la capacidad de análisis en cualquier terreno cultural. En la presente edición Kindle, que sigue a las anteriores sobre el personaje y su tiempo, se proyectan las claves sociales, humanas y políticas de su trayectoria. Este doble volumen, exquisitamente revisado, pulido y editado por María Aparecida da Silva, encara su etapa de gestión, a un tiempo democratizante y totalitaria, desde junio de 1946 hasta septiembre de 1955, cerrada por un alzamiento militar que prologó una cruel matanza pública en el centro de la ciudad de Buenos Aires.
Por desgracia, “Tito” Mercante, prologuista inicial de la obra, uno de mis dos grandes colaboradores, que adoraba el presente estilo narrativo, falleció cuando finalizaba el segundo trabajo sin poder acometer un nuevo prólogo, del que solo conservo unas breves líneas. Un pequeño libro suyo (Mercante, el Corazón de Perón) y muchas conversaciones con él y otros personajes de la época durante mis paseos por Buenos Aires me ayudaron a encontrar el tono de la obra. Él fue mi primer lector y el más cualificado como testigo y actor viviente de aquello, muy esperanzador en los días previos a la asunción de Perón al poder en 1946. Por esta razón, en el presente volumen abundan las críticas y señalamientos, sin que el personaje vivo, superior a los conocidos políticamente hasta hoy, desaparezca. Una de las cruciales diferencias entre este autor y muchos otros, biografiando a alguien, radica en que la mayoría menciona al personaje central en todas las páginas sin tornarlo creíble. En esta obra está presente, respirando la atmósfera de los acontecimientos. Sus triunfos y fracasos. Las mentiras y verdades, no sobrepuestas a una realidad revolucionaria que, ni antes ni después del primer peronismo, volvió a repetirse, ya no en Argentina, sino en el mundo: el reparto del PBI en un 50% entre masa salarial y beneficios empresariales. La brevedad del experimento y sus avatares lo han restringido a esa experiencia.
El destino de los gobiernos populistas es no respetar sus contratos sociales, sosteniendo a largo plazo los beneficios ciudadanos, posteriores víctimas de una etapa geopolítica desfavorable a los mismos. El cerebro de Perón, inteligente y modelado por la disciplina, imaginaba que era posible fundar una chacra próspera, que superara las ruinosas fundadas por su errante familia en el sur patagónico. Lo consiguió temporalmente, pero al fin, aquella alquimia fracasó, en un mundo siempre cambiante y en perpetua transformación, permaneciendo un legado de justicia social que no consiguió arruinar su presidenta póstuma de unos pocos meses, entre 1973-74.
El foco sobre la figura central de esta obra va reflejando el carácter de sus medidas y procederes íntimos, desde el más tronante hasta el más leve, reforzando sus vivencias con capítulos imaginarios y sueños que casan con la realidad. Sin ser este un libro académico, los politólogos debieran leerlo para entender cómo transformar el mundo, aprovechando lo mejor de la naturaleza humana, y una democracia verdadera con eje en la equidad social y la justicia para todos. Con graves defectos de forma y fondo fue, no obstante, el intento más avanzado de equilibrar las clases en la Argentina.
En cualquier caso, los mitos populares que alumbran ciertos instantes de la Historia son anclas que no levan fácilmente. Por dicha razón, la barcaza peronista y sus enemigos, que se proclaman liberales y no lo son en materia de derechos sociales, ni libertades, seguirán ahí, más clientelares y vulgares que apasionados. Es donde hoy gira el eje de las fracciones peronistas, con la permanencia del fenómeno interior kirchnerista en el poder y otras que se lo disputan.

El Autor
Rio de Janeiro, Octubre de 2015

1 comentario:

Javier Villanueva dijo...

Como toda obra que trata de Perón y el peronismo, o de Argentina y el antiperonismo, será polémica. Se sentirá el autor bienvenido y maldecido. Pero es el riesgo que se debe correr. Espero poder leer el libro en breve.