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miércoles, 28 de octubre de 2015

DE POLVOS Y LODAZALES


Hubo unos años en los que mundialmente se consideraba a la llamada "Transición Democrática Española" un éxito. Hasta tal punto se afincó el espejismo, que "La Madre Patria" sirvió de modelo a varios países latinoamericanos, como Argentina, Uruguay, Chile y Brasil. Salvo en el primero de esos países, ningún otro ajustó cuentas con la dictadura militar saliente, fortaleciendo la memoria histórica y los derechos humanos. En todos quedó en pie el aparato informativo y mediático de voceros burgueses u oligárquicos. En España, sometida a fantasmas del pasado desde entonces, reforzados por los de Alemania y sus satélites dentro de la Unión Europea, el fracaso de aquella transición fue evidente en estos cuatro horribles años de fascismo revivido. En Brasil y Chile se heredaron injusticias sociales no superadas. Uruguay lo hizo, sin atreverse a ajustar las cuentas con sus militares genocidas. Pero en todos, los medios masivos de información continúan en las mismas manos ensangrentadas, silenciando voces críticas. En Brasil, cuya corrupta clase política rechazó juzgar las pasadas dictaduras, un solo semanario entre los varios que pueblan los quioscos ensaya decir la verdad. Lo peor, radica en la transmisión de vicios y corruptelas a la sociedad civil, haciendo los cambios insuficientes y el progreso temporal y volátil, sin comprender que estos lazos con el pasado ominoso precipitan nuevas crisis. El drama europeo actual radica en herencias malditas en cada uno de los países paneuropeístas que obedecen los dictados de la potencia más fuerte, empobreciendo a sus ciudadanos. La reacción xenófoba de países del Este como Hungría o Polonia, ante los refugiados del Oriente Medio, recoge la herencia estaliniana del comunismo y sus crueldades, legada por Occidente a los soviéticos. 

Los aliados desecharon naciones que a su juicio eran establos, apuntalando mediante el Plan Marshall a los desarrollados, permitiendo que Alemania Oeste se recuperase al cancelarle deudas de guerra, reforzándola ante el satélite comunista del Este. Italia y Francia recibieron condignos estímulos, al igual que Gran Bretaña, aunque en el primero de estos países Washington reflotase primero a la mafia, aliándola con la Democracia Cristiana contra los comunistas locales, conciliadores con la nueva República. Un estudio a fondo sobre la Europa de la posguerra será necesario para desmitificar a sus principales líderes políticos, y los previos acuerdos que debieron pactar con la burguesía de cada territorio para reconstruir sus escenarios políticos, económicos y sociales bajo bases "democráticas" de clase. Lo de la llamada Guerra Fría, fue, desde esta óptica, una mera distribución del trabajo, no exenta de serios roces. España no fue liberada de su fascismo a causa del coraje demostrado por gran parte de su población durante la Guerra Civil. 
De aquellos polvos surgieron estos lodazales.

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