Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 16 de septiembre de 2014

EL SEDIMENTO

 Oriol Junqueras (de ERC) y  Artur Mas se saludan. Detrás, el bobo de Joan Herrera (ICV) sonrie complacido.


Esquerra Republicana de Catalunya es una improvisación de la Historia, ante la decrepitud y putrefacción del pujolismo. Su trayectoria desborda torpezas y pacatería. Ya su intervención en el Tripartit se asemejó a una ópera bufa. Desde que gobiernan Mas, y sus recortes a la salud y la educación, no han parado de apoyarle. Entre Montoro y Mas Colell, las diferencias son nimias. Ahora, coronando la infamia cómplice, le piden integrar el govern. La pasión independentista de estos pequeñoburgueses arribistas parece justificar cada uno de sus pasos. El destape del pestilente charco mafioso de la familia Pujol y su partido-que es el que corta aún el bacalao en la Generalitat- no frenó esta voluntad societaria con la mugre y la basura. Ellos aman una Catalunya del medioevo, la que representa el "Seny", no el vigor de los obreros, campesinos e idealistas que tomaron las armas contra el golpe fascista del ´36. Para ellos y su desmemoria, el episodio cuenta tanto como para sus burgueses transicionales; o sea, nada. Hace poco el corrupto Mas, ujier de los Pujol y discípulo aventajado del 3%, propuso que los que acudan a urgencias hospitalarias paguen 25 euros. En vez de exigir su renuncia, plantándole un juicio político y la disolución inmediata de la legislatura, convocando elecciones locales, le ruegan ingresar al gabinete de escualos. Todo por la "independencia". Creo que, a estas alturas, ningún ataque del PP y la Moncloa, por más brutal que sea,según su miserable tradición, hará tanto daño a los catalanes como la estrategia de ERC, sosteniendo en nombre de la unidad, esta miserable política de engaños y complicidades. Ellos, al igual que la coalición de Mas y Durán y Lleida, respaldan la política paneuropea que dictan Merkel y asociados. En la izquierda de Iniciativa y Joan Herrera prima la idea del referendo, antes que la del enfrentamiento con este contubernio. Todos ellos son débiles ante la otra lección de la Historia que brinda el canallesco ejemplo del que fuera patriarca de la lengua, la Senyera y la Sardana. Un ladrón de tomo y lomo, impulsor de este independentismo estelado, que pretende cambiar todo para que el el fondo nada cambie. Desde la misma acera pero en otra esquina, el PSC, los del PP local y Ciutadans compiten en oscurantismo con el nacionalismo corrupto y conservador. Nada se parece a Escocia. Aquí, todo es una sucursal del infierno, prometiendo un cielo oscuro y tormentoso, desde la ruptura con el resto de España, o la secesión con rumbo cierto. Más de lo mismo, pero con los asalariados inermes y distantes de otros explotados por la feroz burguesía local. Años de saqueo amparados en los símbolos y tradiciones locales, manipulando una lengua, pareja a sentimientos que, en vez de enriquecer empobrecían, han llevado a esto. 
No dudo que la reciente protesta del 11 de septiembre fuera masiva y contundente. Aunque tampoco que buena parte de ella fue social, no específicamente nacionalista. En cualquier caso, los estragos causados por el patrioterismo de Pujol contó con expresos cómplices y socios en Madrid. El bipartidismo que encarnaron PSOE y PP colaboró expresamente en la tarea de embretar a los catalanes en un aislamiento que ahora, toda la burguesía paga caro en época de crisis económica, política y social. Ella, heredera del franquismo y la forzosa desmemoria rompe España, no sus explotados. Lo viene haciendo socialmente desde hace seis años. En los dos últimos, Rajoy y sus huestes cavernarias dieron el aldabonazo. Que a la ruptura social la prolongue la del territorio, es más o menos lógico. Idéntica fórmula aplicaron en Gran Bretaña los burgueses desde Tatcher y Blair. Y tienen su merecido. Pero en Catalunya nada es como en Escocia. La larga sombra del franquismo y su herencia envenenada señala que, con o sin referendo, nadie, salvo los chorizos de siempre, se librarán de las cadenas de la explotación, el paro, los recortes y la represión. El saldo de la malsana Era Pujol es este. El drama mayor, radica en el sedimento que deja tras treinta años largos de manipulación. Una comunidad eviscerada de toda conciencia de clase, donde los prejuicios y las ilusiones vanas de grandeza diferencial se mantienen vivas, cobrando mayor fuerza que en el resto del mapa.

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