Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 7 de septiembre de 2014

EL LODAZAL



El ex de Petrobrás, Paulo Roberto Costa, tiró de la manta, a cambio de premios judiciales que alivien su pena carcelaria. Las vergüenzas del PT y del PMDB volvieron a airearse con mayor contundencia, afectando a más de cincuenta diputados y senadores, y hasta a una gobernadora estatal. La mayor de las sorpresas llegó con el señalamiento del difunto Campos, desenterrado como cobrador de propinas. Evitando su entierro definitivo, Marina Silva salió en la defensa de su memoria, temiendo que el descrédito de su ex jefe electoral le escupa el asado que le preparan el neoliberalismo y la Banca Itaú. De nuevo perjudicado el PT y su candidata a la reelección, se frena la tendencia ascendente de Dilma Rousseff en las estimaciones de voto, en tanto Aecio Neves festeja el "mensalao 2", al sumarle votos que descreen de Rousseff y Silva. Lo cierto y palpable de todo el asunto radica en el hedor que desprenden los principales partidos políticos en el Brasil de la democracia. Pescadora de río revuelto, la evangelista neoliberal, en apariencia libre de pecados, amenaza con ganar en la segunda vuelta, inevitable según los sondeos. El ascenso y caída de Lula, Rousseff y sus huestes reitera los bolsones de corrupción que manifiesta el populismo, a través de sus liderazgos y aparatos clientelares. También los peligros que ello conlleva, insinuados esta vez por la reptante Marina Silva, una ex radical y analfabeta que aprendió a leer, escribir y hasta a avanzar en la política, pero no a pensar. Por ella, pensaron Lula, y luego los evangelistas y su corte de banqueros neoliberales. 
La capacidad de asociarse a poderes sucesivos ofreciéndose como objeto de manipulación, no deja de ser una virtud en política. El mediocre actor de clase B, Ronald Reagan, lo hizo durante toda su vida, hasta llegar a la Presidencia del entonces país más poderoso del planeta. A él también lo respaldó, finalmente, la iglesia evangélica, junto a los grandes bancos y las finanzas. Desde entonces, la sociedad americana perdió cohesión social, ganando enormes parcelas de exclusión, a la vez que remitía al pasado el famoso "american way of life".
En Brasil, la amenaza llega mediante esta mulata astuta y taimada, en un país donde esta etnia, con todas sus variantes, ya es mayoritaria. El problema no radica en el pigmento democratizador, tan necesario, sino en el propósito de utilizarlo para captar votos, en beneficio de las multinacionales. Y la Silva ya enseño el aguijón de la especie en tal sentido. Su programa es antiinflacionista, "ahorrador" y enemistado con las empresas estatales. La partitura es la misma que ejecutan los republicanos en Estados Unidos y la actual Unión Europea. Por ello, y sensatamente, Dilma compara a su rival con Collor de Melo y Janio Quadros; aunque sin mencionar los pecados del partido gobernante a lo largo de todos estos años. 
Hablar de una estafa en ciernes sin abjurar públicamente de las más recientes, asumiendo responsabilidades, significa perder credibilidad. Este es el drama de una formación esperanzadora que defraudó muchas expectativas. 
Las que pueda crear Marina Silva se desvanecerán muy pronto, de ganar las elecciones. Pero el enorme daño que todo lo pasado, presente y futuro, causan y causarán a este gran país y su joven democracia, lo pagará como siempre el pueblo, en moneda de miseria y atraso.

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