Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 15 de septiembre de 2014

DESDE LAS PALABRAS HASTA LOS HECHOS.



Mi hartazgo ante barbaridades sociales, políticas y judiciales que se perpetran en España es total. He escrito muchos artículos en los muros y el blog desde hace años. Si bien la irrupción de Podemos es auspiciosa, los informes que recibo a través de los medios de papel y virtuales, rizan el rizo. Aún sintonizo "Las Mañanas de la Cuatro", no sin reservas, pues la mitad del programa lo ocupan posiciones retrógradas de miserables, como Jaime González, el tal Viloria, Carmen Morodo, la infumable Montse Suárez y otros comentaristas de pago de la extrema derecha, sirviendo al PP o al PSOE.
En medio de crecientes dramas populares, estos falsos ejercicios "plurales" de una democracia torticera, falsa y criminal, reiteran una fórmula de escena propio de ópera bufa, que, sin embargo no se presta a la risa. Ni siquiera visionando "El Intermedio" lo consigo. A mi todo esto me solivianta, porque se perpetra a costa del dolor y el sufrimiento de millones de españoles cada vez más machacados, que no tienen presencia y voz, pese a los intentos de Jesús Cintora por representarlos en las calles, a través de reportajes. En estas tertulias, o las más miserable de "la Sexta", nadie habla claro. Desde los medios virtuales progresistas, como "Público, "El Diario" o "Info Libre", el temor a pleitos, que facilita la justicia de opereta, cunde. Se les nota a diario en los titulares, contenidos y artículos firmados. 
Mis diagnósticos casi siempre han dado en la diana. Los lee poca gente, no porque yo no escriba para los medios (esto tampoco es casual), sino porque los cerebros de mis compatriotas funcionan a otro ritmo, y con una historia detrás que les cuesta abandonar. Yo viví parte de ella, aunque desde una peculiaridad que brinda mi previa formación en otro continente durante más de treinta años. En cambio, muchos de ellos la vivieron toda, o casi, con muy escasa formación cultural y política tras cuarenta años de franquismo y este otro regalo envenenado del genocida una vez muerto. Eso lo entiendo, pero deben entender mi hartazgo. Por esa razón, mis actuales comentarios son frases o pequeños apuntes de los que no se salva nadie, exceptuando mi lucidez. El rescate de la verdad impone acentos críticos demoledores. Y en la Europa actual, de la que España es uno de los territorios más devastados por los abusos y la corrupción asesina de los que nunca pagan por ello, crear algo nuevo requiere demoler primero lo que no sirve. Pero demolerlo de verdad, desde las palabras hasta los hechos.

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