En el pasado reciente critiqué la asistencia de Pablo Iglesias a Intereconomía y otras cavernas derechistas, juzgándolas denigrantes. Opinaba desde los principios, no desde la estrategia política. La última parte accionar desde lo posible. Por esa razón, se define como arte su práctica. La mía, formula desde el análisis social, lo que hay que objetivamente cambiar en España, Europa, y el planeta en última instancia. Iglesias partía del nivel propio de una sociedad desmemoriada y adormecida durante años por el pacto espurio (aunque inevitable) entre los herederos del franquismo, sus hijos democráticos y la postrada izquierda, española y continental. En linea crítica, el líder de Podemos compartía parcialmente de esa realidad, trastocada por el 15M, las Mareas e impetuosas movilizaciones en franjas estafadas y desahuciadas de casi todas las edades. La suma de factores abría una nueva escena social y política sin cristalizar en el plano organizativo. Ahora en cambio parece encaminada.
Lo que queda claro es que, la nueva formación, surgida con fuerza de voto tras el paripé paneuropeísta, aboga por la edificación de un Frente Social con programa intenso de cambio social y político. Más de un millón de españoles aprovechó la instancia para manifestar su voluntad de hartazgo ante los destrozos que el gobierno y sus cómplices perpetran desde hace años. El voto a ese programa comporta un Frente Social en ciernes, articulado por un núcleo de vanguardia, alejado de las piruetas parlamentarias de la izquierda asimilada al sistema o casta, como bien define Pablo. Y eso mismo vengo promoviendo desde mis artículos y posiciones en Face y mi Blog. Ya eran avanzados antes de lo que sucedió luego, y en adelante. La diferencia con otros escritores y opinantes, radica en que ellos disponen de medios virtuales que yo, con algunos matices, critico sin reservas. Entre otras cosas me fui de España (sin irme del todo) volviendo a un continente hasta el que muy pequeño llegué desde la migración española, y al que debo mi formación.
Mi profesión desde hace años es la de escritor. No sólo abocado al análisis en materia política y social, ya saben. Si un tipejo como Javier Cercas, u otros papagayos del libro impreso y la prensa que promueve el sistema, son paradigmas de lo que reflejan los escritores españoles modernos, en ese gallinero un águila no tiene nada que hacer. Pablo Iglesias es otra desde la política profesional. Y lo celebro, aunque mi conocimiento de la vida, la política y la Historia, amén de situarme en la misma trinchera, resguarde mi imperioso derecho a la más atenta vigilia crítica.
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