Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 20 de junio de 2014

PABLO, EL UNICORNIO

                             
 El unicornio español, fruto de una cultura crítica.

El alboroto que han causado Podemos y su líder, Pablo Iglesias, obteniendo 1.200.000 votos en las pasadas elecciones ha precipitado dos acciones simultáneas en la jefatura del Estado. A la renuncia del viejo y desgastado monarca le sucedió una rápida operación de maquillaje sancionada por decisión del gabinete Rajoy, sus aliados del PSOE y los poderes fácticos, ciñendo a su hijo Felipe la corona real. A este contragolpe momentáneo, de relativo éxito, se le suma una debilidad de origen extraordinaria. La España actual, inmersa en una crisis económica, social y política de descomunales proporciones, no garantiza tranquilidad social ni prosperidad alguna. En sí misma, la maniobra aludida, realizada entre gallos y medianoche, refleja la debilidad extrema de un sistema que hace aguas. Si antes el 15M, las mareas y la creciente contestación social causaban cierta alarma al gobierno y sus aliados, los votos a Podemos y las mediciones de los analistas refrendan la futura dirección de buena porción del voto popular. 

No correspondía, por cierto, a un partido corrupto que, desde el poder incumplió todas sus promesas, agravando el paro y la condición de millones de españoles en medio de sonoros escándalos de enriquecimiento indebido, aministrando una prepotencia supina, echar mano de la cacareada mayoría absoluta en las Cortes, deslegitimada hace tiempo, para asegurar la continuidad monárquica. 
Una vez más ello fue posible (al igual que modificar la Constitución, primando el pago de la deuda exterior) por la complicidad socialista. La debacle electoral de los otrora grandes partidos acentúa su caída libre.Confundir las leyes vigentes con la naturaleza moral de su aplicación es hoy la moneda común en España. En tal sentido, el lenguaje de Iglesias (nuevo demonio de la derecha local) conecta, a diferencia con el empleado por la vieja izquierda, con la sensatez de la calle. Cuando dice que al viejo monarca y al nuevo, amigos de jeques corruptos y grandes oligarcas de "la casta", no se les ha visto ni se les verá en cualquier desahucio o cola del paro, o en los comedores populares tan extendidos hoy en el país, explica a quiénes sirve la monarquía. El mismo razonamiento traslada a los políticos de la derecha y el centro -centrados en preservar un modelo "democrático" de exclusión-, mediante un lenguaje sencillo y directo, y a los grandes dramas de la sociedad actual, un triste modelo de inequidad europeo, cristalizado sobre todo en España, Grecia y Portugal. Los que acusan a Podemos e Iglesias de intentar perpetrar un experimento bolivariano omiten que su programa propone restaurar el espacio público perdido en estos años crueles, en materia de empleo estable, sanidad, educación y salarios dignos. El suyo y el de su tropa es un proyecto democrático y de reforma social. Cierto es que, las presentes circunstancias, tan dramáticas, lo convierten en revolucionario por todo lo que hay que cambiar, removiendo viejas estructuras. Pero en cualquier caso, el problema no es de Iglesias, sino de la España actual, su miserable clase política y empresarial. De momento, Podemos ha causado temblores sistémicos. Su líder, audaz y al mismo tiempo mesurado, aunque siempre sincero y directo, habiendo surgido de las cátedras universitarias administra un discurso de alto impacto, sin trepar las ramas ideológicas de letanías culturosas e inaccesibles. Ello ha descolocado a Izquierda Unida y sus colaterales, siempre pendientes de alianzas parlamentarias con el PSOE, según el modelo sancionado por Santiago Carrillo. En su auxilio llega el probable Eduardo Madina, otro cambio precipitado en las cumbres por la debacle electoral que precedió a la renuncia de Rubalcaba. Pero ni Madina, Lara o quien sea, podrán batirse contra Pablo y su discurso, de alianza agregada con la poderosa izquierda griega.
Aunque lluevan sobre este joven líder chuzos de punta, junto a un vasto catálogo de infamias y conjuras, lo avala su probada condición de unicornio frente al ganado caballar. Esto es público y notorio. Y nadie, señoras y señores, podrá borrarlo de la cabeza y el corazón de muchos españoles.

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