Visiono
a Rajoy en Canal 24 soltando sus letanías vacuas y redundantes ante las
Nuevas Generaciones del PP; otro pálido show de círculos y aplausos
cerrados que retratan el encapsulamiento de este gobierno-basura y su
corroído aparato partidario. Una frase referida a la cultura de los
jóvenes del registrador de la propiedad metido a presidente, llama mi
atención: "El ejemplo familiar dispone
la base cultural posterior de cualquier ciudadano". Más o menos eso
dijo, más rudimentariamente vertido, por su lenguaje afectado y plano,
pero el caso es que me retrotrajo inmediatamente a la imaginaria casa
paterrna de Rajoy, y las castraciones a las que desde allí fue sometido mediando rígidas normas disciplinarias.
Una amalgama de fobias destinadas a la pobreza y la indefensión,
glorificando el credo de los poderosos. Ésta fue su turbia atmósfera; la
que le formó como lo que hoy es. Un sujeto obediente con los que
mandan, naturalmente peligroso para las instituciones democráticas y el
Estado de Derecho en momentos de crisis. La Europa actual y el fracaso
socialista precipitaron el irresistible ascenso de este individuo y los
tipos de su especie en España. En realidad, gobiernan con piloto
automático, cumpliendo puntualmente crueles directivas que llegan desde el
extrarradio. Incluso desde esta regla de manual, común en estos días
aciagos, Rajoy y su banda organizada cumplimentan, según la OCDE, el
peor y más incapaz elenco gubernativo de Europa. El fondo del pozo no
les inhabilita, empero, para festejar, en sus juntas y verbenas
congresuales o partidarias, este triunfalismo que no sólo las basuras de
Madrid proyectan, vacuo y miserable en su tangible realidad. Da la
sensación que dichas celebraciones de coto cerrado no hacen sino
prologar el próximo derrumbre electoral del proyecto empobrecedor y sus
gestores. Faltando aún dos años para el fin de la legislatura, la
podredumbre oficial impregna todos los rincones de este castigado
territorio.
El entierro llegará, antes o entonces. Pero cuánto más duren se acentuará el estropicio de las conquistas sociales y la calidad del empleo. No el de ellos; aunque pinten bastos para su conservación. De la que deberán rendir cuenta todos sus beneficiarios. Es lo que quizá no instruyeron a Mariano Rajoy Brey en su casa. Aunque nunca es tarde para aprender, o sucumbir sin hacerlo jamás, en medio del desprecio público y la privada vergüenza.
El entierro llegará, antes o entonces. Pero cuánto más duren se acentuará el estropicio de las conquistas sociales y la calidad del empleo. No el de ellos; aunque pinten bastos para su conservación. De la que deberán rendir cuenta todos sus beneficiarios. Es lo que quizá no instruyeron a Mariano Rajoy Brey en su casa. Aunque nunca es tarde para aprender, o sucumbir sin hacerlo jamás, en medio del desprecio público y la privada vergüenza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario