El
giro financiero del sistema se ha enraizado en Europa por la vía
alemana, propiciando un retorno al Medioevo. Eso me decía mi mujer esta
tarde, y no hay nada más cierto en la dimensión de esta tragedia, con
señores feudales de la política y las finanzas mandando sobre un vasto
horizonte de pobres y vasallos. Masas rendidas por el pesimismo, la
cobardía o la hesitación, a cambio de
caridad torticera y migajas salariales, enredadas en mentiras sobre el
valor del sacrificio y lo luminoso del porvenir.
El recuerdo de la
Europa de ayer, renacida tras la derrota del totalitarismo en la
perspectiva del bienestar y la equidad democrática, comporta el señuelo
de que aquello volverá algún día. En verdad, será mejor que no lo haga,
porque aquello escondía este engendro en sus entrañas.
La
democracia fugaz, basada en el consumo del crédito desbocado, y el voto
costumbrista cada dos o cuatro años, carente de base cultural
participativa, arrojó este fruto podrido.
Sólo plantando otro árbol, basado en el conocimiento y la solidaridad, brindará el mejor.
Pese a lo que perpetran estos ilusos amos de la tierra, déspotas de
tres al cuarto, ésta será fértil si la abonamos con la rebelión popular
organizada, disputando con programa e ideas claras el liderazgo social
y político a la estafadora corte del atraso y el horror. En la
democracia señores, siempre está todo por hacer. Sólo falta validarla
desde el más íntimo compromiso.
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