Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 19 de octubre de 2013

LA CAPACIDAD DE DECISIÓN


Cospedal ante el plasma de Bárcenas y antes de chocar con un árbol al salir del juzgado.


Los opositores felices ante el pufo de Cospedal, derrotada por Bárcenas desde un plasma, a raíz de la denuncia que ella realizó, con independencia de un fallo judicial aún pendiente

En simultáneo, la perdidosa y otros peperos levantaron la denuncia contra el diario "El País", por la publicación de papeles incriminatorios del ex tesorero que, según todos ellos eran falsos, y ahora se probaron verdaderos. Contradictoriamente, sostienen la denuncia contra el preso en Soto del Real.
Los sobres negros con dinero de coimas y sobornos no tributado, entregados por el mismo a Cospedal y Rajoy, entre otros, son verdaderos. La prensa destaca la virtual rodada de la denunciante ante la imagen y la voz de un denunciado y preso, rotundo en sus afirmaciones. 
Siendo importante, no sería esta contundencia y sus documentos probados, lo decisivo ante la opinión pública, si no estuviésemos persuadidos de la intensa podredumbre del PP y su gobierno. 
Sabemos sin embargo, que la consciencia de un lamentable estado de cosas, no lleva en sí misma a superarlas. 
Pese a sobrar razones para recusar en todos los frentes sus procedimientos totalitarios, y las constantes burlas a los asalariados, pensionistas, desahuciados, estafados por las preferentes, enfermos y familias en general, no hay indicios de que ello vaya a producirse. Y esta penosísima realidad, por encima del repudio generalizado y los reveses que puedan sufrir los miembros de esta banda organizada para el delito y el empobrecimiento de las grandes mayorías, por cuenta propia y del Bundesbank, seguirá determinando a la baja el presente, valiéndose de su poder en las cortes, ayuntamientos y gobernaciones. 
Ríos de tinta y mares de palabras llenarán nuevos espacios públicos constatando el pozo negro en el que estamos metidos por obra y gracia de sus responsables. La constante erosión de los mismos es real e inevitable, como sostiene Cayo Lara. Pero de no acabar con ellos de una vez por todas, continuarán acabando con nosotros, cada vez más indefensos ante nuestra floja capacidad de decisión, tan bien aprovechada por el enemigo.

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