Cospedal ante el plasma de Bárcenas y antes de chocar con un árbol al salir del juzgado.
Los
opositores felices ante el pufo de Cospedal, derrotada por Bárcenas
desde un plasma, a raíz de la denuncia que ella realizó, con independencia de un fallo judicial aún pendiente
En
simultáneo, la perdidosa y otros peperos levantaron la denuncia contra
el diario "El País", por la publicación de papeles incriminatorios del
ex tesorero que, según todos ellos eran falsos, y ahora se probaron
verdaderos. Contradictoriamente, sostienen la denuncia contra el preso en Soto del Real.
Los sobres negros con
dinero de coimas y sobornos no tributado, entregados por el mismo a
Cospedal y Rajoy, entre otros, son verdaderos. La prensa destaca la virtual
rodada de la denunciante ante la imagen y la voz de un denunciado y
preso, rotundo en sus afirmaciones.
Siendo importante, no sería
esta contundencia y sus documentos probados, lo decisivo ante la opinión
pública, si no estuviésemos persuadidos de la intensa podredumbre del
PP y su gobierno.
Sabemos sin embargo, que la consciencia de un lamentable estado de cosas, no lleva en sí misma a superarlas.
Pese a sobrar razones para recusar en todos los frentes sus
procedimientos totalitarios, y las constantes burlas a los asalariados,
pensionistas, desahuciados, estafados por las preferentes, enfermos y
familias en general, no hay indicios de que ello vaya a producirse. Y
esta penosísima realidad, por encima del repudio generalizado y los
reveses que puedan sufrir los miembros de esta banda organizada para el
delito y el empobrecimiento de las grandes mayorías, por cuenta propia y
del Bundesbank, seguirá determinando a la baja el presente, valiéndose
de su poder en las cortes, ayuntamientos y gobernaciones.
Ríos de
tinta y mares de palabras llenarán nuevos espacios públicos constatando
el pozo negro en el que estamos metidos por obra y gracia de sus
responsables. La constante erosión de los mismos es real e inevitable,
como sostiene Cayo Lara. Pero de no acabar con ellos de una vez por
todas, continuarán acabando con nosotros, cada vez más indefensos ante
nuestra floja capacidad de decisión, tan bien aprovechada por el
enemigo.
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