Con
el desarrollo rampante de la crisis económica y social caen las máscaras
y los disfraces políticos, falsamente amparados en el servicio a España
y su grandeza. La sanción de la miserable reforma educativa, la nueva
Ley del Aborto, el repago de los medicamentos para los enfermos de
riesgo, el feroz ataque a los pensionistas (prefigurado ya en la estafa
de las Preferentes) y los constantes
tarifazos energéticos o en materia de tributos, son sólo una parte de
las acciones criminales y atentados contra la inmensa mayoría de
ciudadanos, perpetradas por este gobierno, que parece surgir de la peor
de las pesadillas.
No hay día en el que no se atente desde el poder
contra algún derecho, nómina o conquista del pasado, intentando
justificarlas mediante declaraciones abstrusas que pretenden pasar en
puntas de pie contra los restos del bienestar, prontos a fosilizarse.
Hay, por parte de los bancos y grandes fortunas (incrementadas un 13%
mientras la miseria crece) que representan oficialmente el presidente
plasmado y el PP, el irrefrenable deseo de controlar la información y
los debates mediáticos, quitando hierro a las incesantes protestas y
movilizaciones. De momento, ellos controlan las cabeceras y espacios más
importantes, a base de palo y zanahoria.
"El País" y la supresión de ataques al gabinete Rajoy o el PP, sigue el rastro más voluntarioso de "El Mundo". La amenaza de presión bancaria negando el rescate financiero de enormes deudas, cede paso a una segura complacencia.
Semanas
atrás, el poder de estos sectores consiguió la supresión sabatina de "El
Gran Debate" en Telecinco. Ahora, tanto Mediaset (Telecinco y La
Cuatro) como Mediapro (que comprende, La Sexta y Antena Tres) abastecen
tertulias con falsos periodistas que reiteran el discurso oficial,
ocupando buena parte de las mismas. Huelgan los nombres. Todos y cada
uno son plenamente identificables mediando el discurso y la jeta. Sólo
algunos resistentes en los espacios matutinos de Jesús Cintora y Antonio
Farreras, buenos presentadores, forzados a aceptar los códigos
impuestos por Vasile (de Mediaset) y Lara (de Mediapro), asumen con
valor la tarea de denunciar, dentro de ciertos márgenes que eviten
juicios penales, a quienes estan llevando a la ruina este país, donde
tres millones de personas malviven con 300 euros mensuales mientras
muchos desahuciados escarban an la basura. Para cualquier observador que recorra
España en sus cuatro puntos cardinales de miseria y dolor, le costará
creer que tanto cinismo y prepotencia quepan en los anuncios oficiales,
anunciando una recuperación inexistente.
Al absurdo se suma el
revival franquista en varios puntos del territorio. Corresponden al no
tan secreto impulso que reciben desde Génova, La Moncloa y el bloque
mayoritario/ absolutista del PP en las cortes, agregando lo que se cuece
en Madrid, Valencia, Galicia, Baleares, y allí donde gobierne este
partido currupto, heredero del semi enterrado régimen dictatorial, rendido servidor de los intereses propios y ajenos.
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