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sábado, 1 de noviembre de 2008

EL CORONEL DURÁN Y SU PATRÓN, SPRUILLE BRADEN




La imagen, captada en septiembre de 1945, retrata a ambos en la escalerilla del avión que les retornará a Washington, tras haber orquestado junto al comisario comunista Vittorio Codovilla, el derrocamiento del gobierno militar, presidido por el General Edelmiro Farrell y su vice, el Coronel Juan Perón, verdadero blanco del Departamento de Estado en aquellos días.

La caracterización como fascista de aquel gobierno -dictatorial, sin duda- eximía a Rafael Leónidas Trujillo, Anastasio Somoza, Fulgencio Batista y otros tradicionales sátrapas continentales, fraternos con el amigo americano y sus voraces monopolios.

A diferencia de ellos, el joven Coronel Perón pintaba fiero para la tradición, con sus ataques a la oligarquía y el imperialismo, señalándoles como enemigos del progreso y el equilibrio de los factores de producción.

La pinza entre "demócratas" y "rojos" era producto de la alianza bélica entre la Casa Blanca y el Kremlin. El carácter antifascista de la entente comprendía eliminar el populismo en ciernes que el molesto oficial y sus coroneles -promotores de un nuevo trato con la clase obrera-, se hallaban implementando, en detrimento de los políticos de entonces; pro ingleses antes, y pro yanquis en ese momento.

El rol de Codovilla, caracterizado durante la Guerra Civil Española por ejecutar a rajatabla los asesinatos que le encomendaba Stalin, continuó siendo siniestro.

Semanas antes de la partida de Braden, nombrado Subsecretario de Estado por Harry Truman, aún permanecía entre rejas. Sin embargo, la presión combinada de la prensa norteamericana y británica -promovida por Roosevelt y su sucesor Harry Truman, en acuerdo con el implacable Winston Churchill- habían obligado a liberalizar ciertas costumbres represoras en el gobierno argentino de facto.

Gracias a ellas Codovilla fue liberado, pasando a desempeñar oficiosos servicios a los enemigos civiles y militares de Perón. Entre los primeros y más feroces se contaba el Vicealmirante Héctor Vernengo Lima, partidario de ametrallar desde los altos de la Casa Rosada a los manifestantes obreros que llenaban la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, reclamando la libertad del destituido vice de Farrell.

La grosera intromisión de Mister Braden (prepotente embajador norteamericano con un largo historial diplomático de mangoneo imperial en América Latina) durante tres meses en los asuntos internos del país, respondía a la debilidad de la sociedad política de entonces, ante la fuerza del nuevo programa social que implementaba el ala dominante del Ejército criollo, contraria a los planes de Washington.

La mención de Codovilla por parte de Antonio Elorza en El País de hoy, sindicándolo como supremo asesino en Paracuellos, y durante otros entreveros con anarquistas y comunistas de izquierda más o menos cercanos a las posiciones del exiliado [y asesinado a posteriori con su expresa intervención] Leon Trotski en la España de la Guerra Civil, viene a cuento de esta referencia.

También sin duda mi juicio sobre los sicarios del Kremlin y los ex "camaradas" como el coronel Gustavo Durán, idealizado en porcelana mediante cierto líbelo por un farsante, acostumbrado a torcer la Historia en dirección a sus propias costumbres de servidumbre y manumisión.



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