Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 15 de noviembre de 2008

LUÍS ROLDÁN Y LAS ALCANTARILLAS DEL ESTADO

El señor Roldán, en uno de sus instantes cínicos proyectados por su existir y la extrema lenidad de nuestras providencias carcelarias.

Entrevistado por María Teresa Campos, investida de Madre Superiora en una suerte de Convento de Clausura de la Inquisición, montado en el plató de Telecinco, el reo, señor Roldán, ventiló su cascada imagen en la TV, a cambio de 50,000 euros embargables.

Según rezan los fallos de sus condenas, debe al Estado 3,4 millones de la eurodivisa, sin que los pocos años que le quedan de gayola garanticen el cobro. Parece que los varios millones saqueados por Roldán los acredita Francisco Paesa, mezcla autóctona de James Bond y Rocambole, residente en algún lugar de la Francia eterna, sin que nadie lo busque tras descubrirse su falsa muerte anunciada.

Coincidimos en suponer que, entre Paesa y Roldán puede haber un secreto acuerdo garantizado por aquel gobierno del PSOE, plagado de fondos reservados en copyright por altos funcionarios, junto a secretas comisiones mediando chanchullos múltiples.

En sí misma, la entrevista de la Campos a Roldán fue mediocre e inmersa en esa atmósfera típicamente demodé, que esta anciana dama todoterreno de los medios audiovisuales no se resigna a cancelar por nada del mundo, mientras los amiguetes del pasado le aplaudan y otros con mayor poder de contratación le abulten el monedero.

Lo que sí trasuntaron las cínicas respuestas de Roldán fue un mensaje perceptible e indiviso. En "su época"(dixit) todos los que robaban acometían el zarpazo con la mayor naturalidad, merced a un código que, sin redactarse nunca se aplicaba siempre.

Saquear a espuertas el erario público venía a ser para algunos funcionarios un Mandamiento más, superpuesto con la pegatina oficial y oficiosa del puño y la rosa al Mandamiento condenatorio.

La condición de robar con sigilosa alegría era compatible con la repartija entre el funcionario y su Partido.

Roldán no fue el único chorizo en esta grosera milonga, bailada durante años de mandatos socialistas. Hubo al respecto, otras condenas. Peces gordos y voraces como Barrionuevo (que en realidad no era ladrón, sino el Charles Bronson justiciero del gabinete), Rafael Vera y Julián San Cristóbal -entre otros- purgaron condenas; aunque más leves que la que le cayó encima a Roldán, más por culpa de sus nervios y real insignificancia que por el monto de las sutracciones efectuadas.

De esto se queja hoy amargamente, sin mencionar para nada el GAL y sus asesinatos; organizados desde el poder "por el señor X".
Durante el interrogatorio inquisitorial de Campos, ella coló opiniones previamente grabadas de algunos políticos; entre ellas destaca la del señor José "Pepiño" Blanco, suerte de mano izquierda del actual Presidente, manifestando su repudio a Roldán.

La respuesta del destinatario no fue menos lapidaria.

Blanco y su fastuosa mansión gallega, a la que los coterráneos sindican "Villa PSOE" emparejó en sus labios las corrupciones de "su tiempo" con las del presente.

Poco lucimiento alcanzaron los contertulios encargados de ajustar cuentas con un delincuente que se confiesa arrepentido... ma non troppo.

Suerte de comisaria política del PSOE, doña María Antonia Iglesias, pura dinamita en tantas rondas mediáticas, apenas lanzó un par de bengalas que tras impactar levemente en el cinismo de Roldán, se diluyeron en el espacio. De los otros tres caballeros destaco (no por virtud alguna) al intempestivo y basto Miguel Ángel Rodríguez, ex jefe de prensa del gobierno Aznar y adscrito a su nueva etapa de extrema derecha vía FAES, superando a la Campos (y desde luego a María Antonia), en tono e ímpetus condenatorios.

Tras el caso Roldán; uno de tantos habidos en el pasado reciente de nuestra joven democracia, no se apreciaron autocríticas en el PSOE. Su retorno al poder, combinando un nuevo equipo con retazos del viejo (Pérez Rubalcaba y Solbes son sus figuras más representativas) ha omitido toda mención de la etapa que hizo posible la existencia de un Roldán, al mando nada menos que de la Guardia Civil; una de las columnas orgánicas de nuestra seguridad frente al terrorismo y la delincuencia.

Quizá el peor y más siniestro instante de este sombrío vodevil nocturno con el condenado (fusiono, aclaro, las dos acepciones del término) haya sido el breve pantallazo de Felipe González Márquez subiendo a un automóvil negro y esquivando la pregunta que una reportera del programa (la misma que inquirió al señor Blanco sobre Rodán) le hizo al respecto.

"Perdone, no puedo, lo siento muchiiísssimo" (farfulló textualmente el ex, a quien algunos sindican como señor X de pleno derecho).

En democracia hemos conseguido muchas cosas desde 1978. Lo que aún pertenece a las sombras del pasado, lastrando el presente, es esta ausencia general de autocrítica en todas las esferas de la vida, pública y privada de los españoles.

Mientras conservemos estas alcantarillas derivando los procederes, las del Estado permanecerán inmutables y en activo...


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