Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 5 de enero de 2016

SORPRESAS NOCTURNAS


Anoche el Canal Cult de la TV Brasileña me regaló un western mosqueteril de John Wayne, en el que figuraba Louise Brooks, devaluada en Hollywood pese a triunfar en los filmes de George Wilhelm Pabst en la Alemania de Weimar. En mis anaqueles moran todos. Mi buen gusto me hizo temprano fan de Louise, mujer demasiado inteligente para Tinseltown y sus fábricas de sueños. En sus años allí, apenas consiguió que una strip de los periódicos copiara sus rasgos para crear "Dixie Dugan", con cierta popularidad. América no daba para edificar una diva de esta muchacha, hermosa y rebelde, de gran coeficiente de inteligencia y vida desordenada. Fue violada con tan solo nueve años por un hombre mayor, lo que marcó sus idas y venidas futuras con los varones y una cierta bisexualidad. Cuando integró el reparto de "Overland Stage Raiders"(en Brasil "Bandidos Encobertos") entre decenas de reses, varias cabalgadas y cierta coexistencia entre el viejo oeste y la modernidad, su carrera era cosa del ayer. Algo achacosa, alcanzó los 78 años casi paralítica, merced a la protección de varios admiradores, sobre todo europeos. Desde la llegada del sonoro hasta ese adiós desplegó su arte como bailarina, y su penuria como prostituta de alto standing en Nueva York. Frecuentaron sus edades muchos famosos, entre ellos Charlie Chaplin y Humphrey Bogart (a quien adoraba), pero sus biógrafos acreditaban que no fué una prostituta de verdad, sino de ocasión. Sus memorias, estupendamente escritas, la revelan aguda, mordaz y muy inteligente. Nada de eso asoma en este western, con un Wayne a punto de llegar a la fama (rodando "La diligencia"), mientras ella, casi irreconocible, se desvanecía en la pantalla), editado gracias a YouTube, y en el que participó, intermediando a su favor en la "Republic Pictures" y a cambio de trescientos dólares, el cowboy Buck Jones y sus relaciones constantes con Addison Randall, astro menor del género.
En mis muros, siempre tuvo un espacio Louise, comparable en magnetismo a Greta Garbo o Marlene Dietrich. No la biografié jamás, aunque, contando con el material apropiado, no pierdo la esperanza de hacerlo.


En mi muro, el Film.

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