Rajoy confía en que los barones del PSOE domarán a Sánchez, por tal razón no presenta a su candidatura, en espera de que la entraña conservadora de quienes rodean a su enemigo venza, y él, un político que preside transitoriamente España siendo el más impopular de todos, pueda volver a presentarse como candidato. No anda mal encaminado el hoy temulento sátrapa, respaldado sostenidamente por la UE y la Troika, pues la gentuza de derecha y los barones socialistas que mandan desean el pacto, en una forma u otra, con él, y su banda criminal y genocida, sumando a los alcahuetes de Ciudadanos.Si así fuese, el PSOE pondría la piedra fundamental de su sepulcro. Evento que señaló su inmensa pérdida de votantes, sería más visible aún en las nuevas elecciones. Sánchez, que lo sabe y teme, no llegó a la Secretaría General para revolucionar el aparato. Es su producto, algo defectuoso por la pérdida de papeletas en las urnas, fruto de un pasado infame que lo condena. La crisis social y la miseria creciente de millones de españoles ha provocado cambios sociales y políticos importantes, que la marca socialista aún no asumió demasiado.
La errática conducta del candidato, impresa en sus últimas iniciativas, responde a presiones sociales y partidarias. Zafar de las segundas presupone un genio del que, siendo hombre honesto, carece. La requerida transformación, sería el equivalente a crear otro partido. Y Sánchez ama al que lo parió. El muy zorro de Iglesias lo sabe. También le han medido los alcances el monarca de latón y Rajoy. Por eso, desde posiciones parcialmente opuestas, todos le presionan y chantajean, acentuando su debilidad estructural, evento pilotado en la mañana de hoy por el mandamás de Podemos, golpeando primero.Sin duda, Iglesias es un demagogo oportunista, y no habrá leído a Kant, sí en cambio a Tsun Zu.
Entre tanto, y mientras todos los votados, a derecha e izquierda acarician su diploma congresual,como si se tratara de un "Oscar", la siembra electoral sigue su curso en medio de nuevas corrupciones al aire libre, mientras nadie legisla en beneficio de los trece millones de parados y carenciados, ocupados en sus luchas de poder.
Con voluntad política podría hacerse sin necesidad de un nuevo gobierno.Todo indica que les interesan muy poco los dramas sociales, aunque no a la hora de votar. Hacia esto, justamente se encaminan ultraconservadores y reformistas.Si no, al tanto.
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