El POUM fue un partido de orígenes locales (Catalunya y Valencia) pero su marxismo avanzado era lo que le daba razón de ser.El asesinato de Andreu Nin, su principal dirigente por el estalinismo local y el Kremlin en los inicios de la Guerra Civil lo debilitó, seguido por ataques sostenidos y fuego graneado del Partido Comunista, cada vez más poderoso en el campo republicano de la época, drama que relata George Orwell, ex miembro de sus filas en "Homenaje a Catalunya". El POUM, tildado de trotskista por su antigua y polémica relación con León Trotski, no tuvo descendientes, tallando en adelante para la Historia y el porvenir, el PC local, educador para los futuros cuadros de la izquierda española en el oportunismo.
El principismo de las CUP, avecinado al POUM, reconoce otro nacimiento mucho más provinciano y secular. Fue, además de asambleario, catalanista e intransigente desde el comienzo con la oligarquía local, empleando una de las dos lenguas del Estado, sin subrogar su programa social avanzado. Ello le brindó prestigio, muchos militantes y, finalmente diez diputados en el Parlament. Desde la aparición del soberanismo y la reconversión de CiU en un partido independentista, la ascendente formación de izquierdas le plantó cara, desplegando su programa social, sin hacer concesiones al nacionalismo oligárquico de esa formación, y los pequeño burgueses de Esquerra Republicana, complacientes ante los recortes del pujolismo y Artur Mas, President de la Generalitat.
Ayer, sin embargo, el nacionalismo venció al programa social partiendo en dos las CUP, que cambió la retirada de Mas y su sustitución por un ladero, resolviendo un acuerdo con Justs Pel Sí, frente convergente reconvertido para la formación de un Govern provisorio, en ruta a la independencia.
Más principista que Podemos e IU, CUP fue derrotada por su origen provinciano, calcando la capitulación griega de Syriza ante la troika, perpetrada en nombre de Europa.
De semejante capitulación no vuelve entero nadie ni nada. Podemos mitigó en parte la suya asociándose a Ada Colau, los valencianos de Compromís y otras alianzas, efectivas o en ciernes. La claustrofóbica CUP no podrá hacerlo. De hecho, la división de tendencias en su seno después de la agachada huele a cadaverina.
Apartado Mas del escenario, la burguesía centralista de extrema derecha se ha cobrado una nueva victoria de clase, no precisamente por que el corrupto "hereu" de los Pujol fuese una verdadera amenaza. Entre bueyes no hay cornadas. El relativo peligro para el sistema era una formación asamblearia y anticapitalista,pasible de ser imitada en el futuro inmediato. Que haya sido victima final de su cortedad de miras era de esperar.La solución para los problemas del Estado Español no pasa por la secesión paneuropeísta de uno de sus territorios, sino por el Frente Social Republicano, aunque de momento, haya muchas reformas que emprender, reparando los destrozos causados por un sistema criminal que intenta perpetuarse por todos los medios posibles.
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