La izquierda española es ejemplo universal de pobreza teórica y espiritual. Si leemos un solo artículo de sus pensadores, los leemos a todos. Así son de entretenidos y brillantes.
Subidos al carro de La Transición, fueron furgón de cola parlamentario del PSOE y sus capitulaciones. Ahora se transfiguran dentro de Podemos y su oportunismo, intentando capitalizar sufragios masivos ante el desastre nacional y social causado por la ultraderecha y el centro, tras 75 años de molicie forzosa o torticera. Herederos de la derrota del 39, obedeciendo a pie juntillas la consigna estaliniana de "Ganar la guerra, recién después vendrá la revolución"(cuando en realidad vinieron Franco y los fascistas), pasaron de la sumisión al Kremlin, hasta el erocomunismo carrillista y vergonzante, aceptando las míseras reformas y la corona borbónica legada por el viejo régimen, en salvaguarda de sus asesinas tradiciones. Ahora, practicando el transformismo de siempre, buscan la sacralidad del voto para regenerar la "Democracia" en la que estiman vivir. Por esa razón formal y otras más oscuras, los héroes históricos de alguien como Pablo Iglesias, son dudosos próceres como Juan Negrín, Marcelino Camacho y Julio Anguita, claros adalides de pactos de Estado con la burguesía en el siglo pasado. El bautismo de origen del sector, reanimado por las mareas sectoriales y el 15M, lo explica todo:"Podemos"... Sí, pero solo con el voto y la tibia reforma que sancione, ante la miseria imperante, la caridad estatal y renovadas hambrunas,
Syriza es el hermano siamés de este concepto paneuropeo, aunque de momento y a través del referendo, al pueblo griego lo haya reforzado el NO, la revolución social y política se proyecta lejana.
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