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viernes, 29 de enero de 2010

LA NUEVA ORDENANZA: MORIR DE PIE, ENTRE LOS 65 Y LOS 67 AÑOS.

El presidente español y su mandada en asuntos económicos...

...han resuelto que buena parte de los futuros jubilados celebren el cobro de la pensión bailando el fandango que tan bien ilustró el gran mexicano José Guadalupe Posada. Especialista en calaveras animadas.

Nada me sorprende en esta Europa liberal, tan afecta a recortar beneficios sociales ya magros, con el miserable argumento de la mayor longevidad de la población. Cómo si vivir superando las previas marcas de nuestros padres y abuelos fuera un privilegio. No un derecho que acredita el progreso.

Detrás de la especie cuentan la crisis económica y la pasta que el Estado arrancará -por la vía del desembolso, y el consiguiente ahorro en las erogaciones pensionistas- del sudor y el esfuerzo de sus caballos cansados, llevando el término a los 67 abriles desde el 2013.

Una cosa es trabajar en lo que a uno le gusta, otra en lo que no tiene más remedio. La mayor parte de los asalariados y autónomos pertenece al segundo segmento. Esto quiere decir que su trayectoria laboral ha sido desgastante y gravosa para la salud y el equilibrio emocional. En otros países más avanzados (Francia se cuenta entre ellos), la edad límite es de 60, siendo superiores las pensiones básicas. Aquí se actualizaron sin cifras que permitan sobrevivir con una vejez digna, a menos que planes privados hayan engrosado la hucha durante el periodo otoñal en ruta al invierno.
El pretexto que pone por delante la superior esperanza de vida de la población en relación con la otros paises avanzados contradice sueldos medios que no están a esa altura. De estarlo viviríamos más, y sobre todo (esto no se computa) mucho mejor.

El gobierno socialista, tan rimbombante prometiendo nuevas partidas sociales ha girado a la derecha, en consonancia con el Partido Popular y las formaciones dominantes representadas en la CEE. A lo de las pensiones y su restricción se agrega un recorte de 50.000 millones de euros en los gastos presupuestarios, más el ya resuelto impacto del IVA, elevado en dos puntos (del 16% al 18) a mitad de año. Así se enjuga el déficit y se cuadran las cuentas del Estado desde el actual déficit del 11% al 3% (sobre el PIB orilla ya el 60%) establecido por la Comunidad. De paso se aventaría la amenaza que se cierne sobre el actual sistema de pensiones, "técnicamente" insostenible a mediano plazo.

Al ser planes "técnicos" que precisan ser convalidados por las Cortes, aguarda al señor Rodríguez Zapatero, Presidente de turno en el Consejo de la CEE, una previsible tormenta social, pese a la debilidad estructural de los sindicatos vernáculos. De momento los dos principales partidos coinciden en la ofensiva, destinada a recortar beneficios sociales en la perspectiva de congelaciones salariales, nuevos despidos masivos (probablemente liberalizados), y racionalización laboral a full.

La crisis golpea duramente a España y su clase política -salvo excepciones poco significativas en poder de voto- reacciona en sintonía con las de otros países en dificultades. Por lo tanto y según la tradición, la crisis la pagarán los más débiles. No por ejemplo el vampírico sistema bancario español, del que tanto se ufana el Presidente socialista en los foros internacionales.

Lo de las pensiones es una muestra miserable de planes reaccionarios. La tercera edad y aledaños es la más vulnerable a ser predada sin la consiguiente reacción organizada. Por ello, los viejos asalariados o autónomos son por ritmo de envejecimienton las víctimas inmediatas del ajuste. El par de años que media entre los 65 y 67 afectará a los que nacieron a partir de 1959. Son decisivos una erosión física y mental que a partir de los 60 años se acelera extraordinariamente. En Francia lo entendieron, por eso la edad de jubilación es esa.

Los argumentos respaldados en las estadísticas de longevidad no parten de tales coordenadas. Ni de la premura por acometer la recta final de las vidas ensanchando los pulmones en las plazas públicas paseando a los nietos, viajando con la pareja hasta dónde lleguen los ahorros aprovechando los planes del Imserso, o haciendo lo que a uno le venga en gana y no pudo antes.

Parte de los que extiendan por fuerza los años de vida laboral una vez sancionada la Ley, morirán trabajando, de pie, camino al fandango del cementerio, que Posada ilustra con tanto realismo bajo la instantánea de los dos verdugos sonrientes.

Ellos son el brazo ejecutor de una casta escindida de la sociedad civil y sus sectores más vulnerables a los sismos económicos. En realidad se lo deberemos a los partidos políticos que supimos conseguir y sus bien forrados representantes.

Si no, que se lo pregunten a Maciá Alaverda, el señor Prenafeta o el mindundi sociata de Santa Coloma de Gramenet. En pocas horas reunieron 2.500.000 eurazos para salir de la cárcel. Son la punta de un íceberg sólo representado por el Tío Gilito y sus montañas de oro en los comics del pato Donald; oculto en la realidad aunque de sobra lo presumamos.

A ellos y quienes son como ellos no les afectará el ajuste y su apartado jubilatorio.

Por ello no me vale que Zapatero y Rajoy sean honestos ciudadanos. Que lo son. Gobernar para el Soberano y su partida de veteranos requiere otra moral social...

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