Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 7 de diciembre de 2009

EL DESTINO Y LA DESMEMORIA: JORDI SOLÉ TURA, ADOLFO SUÁREZ Y LA BURLA DEL DIABLO.





Adolfo Suárez y Jordi Solé Tura, dos eminentes pilotos de la Transición democrática y víctimas del Alzheimer.


Jordi se nos fué; Adolfo sigue entre nosotros. Dos padres de la Constitución víctimas de una enfermedad que borra la memoria y con ella la consciencia del yo.

La Tragedia de ambos parece escrita de a partes por Edgar Allan Poe, Nicolás Gogol y Lovecraft. Los dos grandes de la democracia representaron junto a otros supervivientes la tan sacralizada Transición entre el viejo régimen y la democracia.

De momento y durante casi treinta años la memoria del horror franquista quedó bajo llave. Al menos dos generaciones de españoles se educaron en la desmemoria de una democracia prefabricada. Con el inevitable (y trágico) secuestro del pasado oprobioso, la autocrítica pública sufrió una importante avería, producto de la cual la derecha española se fraguó en una suerte de lepenismo alternativo -vigente hoy en sus políticos y medios que los respaldan- mientras la izquierda rebajaba- y continúa en ello- importantes decibeles de su intensidad programática.

No culpo de ello al fallecido panadero de Mollet del Vallés, abogado laboralista y posterior funcionario de la democracia, hasta ayer olvidado gramsciano de pies a cabeza, ni al desdichado y aún vivo ex Presidente, uno de los arrepentidos y reconvertidos más honestos y dignos de la historia contemporánea. Hicieron lo que se podía hacer en su momento. La responsabilidad mayor cabe a quienes les sucedieron al frente de Partidos y Gobiernos desdeñando innovar, en nombre de la paz social y la propia conveniencia.
El caso es que con el paso del tiempo ciertas enzimas cerebrales de ambos hombres públicos extraviaron su curso legal, desembocando en Alzheimer. Por esa suerte de burla digna del Diablo que precipitan mancomunados los genes y la vejez, dos de los que propugnaron la desmemoria colectiva para evitar una nueva Guerra Civil, acabaron internalizándola en sus órganos vitales.

Justo ahora, que tanto precisamos enmendar la plana poniendo las cosas en su sitio, para crecer sin los fantasmas de siempre, entre la noche y la niebla del tan gravoso silencio autocrítico, amparado por una coyuntura que exige ser superada para enfrentar con éxito los desafíos del porvenir y el rezago que hoy nos lastra.



No hay comentarios: