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viernes, 11 de diciembre de 2009

ABEL PARENTINI POSSE: OTRO HERALDO DE LA REPRESIÓN EN EL FUNCIONARIADO MACRISTA.

Abel Parentini Posse. Espécimen del proyectado orden duhaldista, servido por el patrón a Mauricio Macri.


Ya me ocupé del "pájaro" y ex diplomático en otros artículos. Ahora el otro ex, Presidente de Boca Juniors, le nombró titular de educación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sujeto nercisista y ávido de notoriedad, Posse hace juego con "Fino" Palacios, el represor forzado a renunciar por su pasado y presente.

Si el defenestrado sujeto encarnaba la idea de la competencia policial que tiene Macri, este otro espécimen pre diluviano representa el concepto educativo que acompaña su insaciable afán de poder.

Antes de asumir, Posse descorchó en "La Nación" la síntesis de su ideario, simétrico al de Palacios y el que gasta el jefe comunitario, hijo de Franco Macri, un contratista ítalo argentino que amasó su fortuna al amparo de milicos mandones y civiles corruptos. Del mismo heredó Mauricio el instinto predador, una fortuna inmensa y la idea de que el progreso debe ser regimentado a base de componendas, privilegios y sobre todo garrotazos.

Tras bambalinas y con un ideario concordante se agazapa el ex bañero municipal Eduardo Duhalde, prefigurando la vecina alianza electoral con el poderoso retoño.

Éstos son quienes pretenden reemplazar desde otra esquina del peronismo a los Kirchner. De paso, ensayan ir eliminando las consecuencias de la pobreza a tiro limpio, enterrando la Memoria Histórica y los juicios a los represores. La mano dura en la educación comporta seleccionar para futuras tareas de gobierno a los más dóciles o preprogramados por sus familias, encuadrándolos en una férrea ideología clientelar que convalide la exclusión, perpetuando así la fractura social del país en el refuerzo compulsivo de una democracia para ricos.

Buena parte de la legislatura, los partidos, el socialismo, los radicales, la izquierda, la gente de Solanas, las Madres, los sindicatos combativos y el gremio de enseñantes (al que Posse desestima cualquier negociación salarial) ha descalificado este nuevo atropello en ciernes perpetrado por Macri. También el kirchnerismo, y no hay nada de malo en ello.

El enemigo principal es el retroceso de la Historia y aquellos que lo encarnan sin ambages. El jefe autonómico, Duhalde y su vieja rata de biblioteca (nunca mejor dicho) encabezan este nuevo intento regresivo. No será el último. Macri es una suerte de imán que atrae puñales ferrugientos e infecciosos.

Filoso ejemplar del ayer glosando perimidas coplas patrióticas que nadie cree -aunque invoque a la mayoría de los ciudadanos como enemigos de "los virus ideológicos" representados por unas "leyes insuficientes" que supuestamente facilitan su burla-, el decadente Parentini Posse y sus últimos vertidos lo hacen pasible de ser traducido en más idiomas que sus textos. Para su ruina y olvido, claro.

Con 75 "tacos" ansiosos de protagonismo, está al borde de conseguirlo.

Como Lugones, es reaccionario y militarista. A diferencia del suicida le faltan el talento, las ganas de suicidarse (ipso facto, aunque a cada minuto que pasa se cava la fosa electoral) y el auxilio espiritual de un espadón que equivalga al General Uriburu; o al menos a sucedáneos en la vena de Oganía, Videla, y si me apuran, el Almirante Massera; drama personal que lamenta con pasmosa frecuencia sin confesarlo en detalle. No es el único.

El odio de tanta gente a poco de sumir el cargo, proyecta sobre su calendario funcionarial el mal presagio de una gestión fugaz. Con todos sus defectos, pese a andar con muletas y gobernar Macri en Buenos Aires, en el país la democracia existe. También la premura por avanzar en el sendero de una cohesión social que a esta gavilla de impresentables les trae sin cuidado.

Una minoría defiende sus privilegios en nombre del orden y una convivencia restringida a los countries y la clase media alta. Macri, Duhalde y Posse la representan, procurando conservar el modelo legado por Carlos Saúl Menem, bendecido por el voto de los más humildes La mayoría de los ciudadanos reniegan del sistema, todavía imperante.
El tiempo dirimirá la pugna entre estas dos formas de interpretar la vida y el futuro de la nación.






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