Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 12 de septiembre de 2009

CLETO

Este palangana y bisagra de cualquiera, en plena perorata, bajo la tensa vigilia de Aníbal Fernández.

Nadie se lo toma en serio aunque lo utilicen en la coyuntura. Es un medio, la planta venenosa que cría el musgo añejo para reordenar el paisaje local.

En el seno del gobierno argentino hay dos líneas. La oficial corresponde al siglo XXI en una serie de apartados. La otra es autoritaria y extrañanemte complementada por el tránsfuga Cleto. Él viene a ser un vocero opositor enquistado en la flagrante contradicción del matrimonio Kirchner.
¿Cuál es? El de la entrega patriótica a causas necesarias, y un afán patrimonial que no cesa. Cleto, criatura temporera que utilizan los opositores no consolidados, proyecta ese tembladeral político en el que nadie lanza el potente grito de Tarzán.
El que conocemos ecualizaba la voz humana con vibraciones del extrarradio por obra y gracia de los técnicos de sonido. Cleto representa esa mixtura pirotécnica ensamblada en la política criolla.
La suya delata una mala urdiembre de laboratorio; potenciada además por un desgraciado escrache en la cueva de Alí Babá (Clarín, dixit). Desdichado experimento equilibrado, mal que bien por la feliz abolición oficial de las calumnias e injurias, a la hora de opinar y/o juzgar.
Vuelvo a Cleto para referir su cepa radical, vinculada impensadamente con dos vices de la histórica formación. Son, por orden de desaparición más o menos fulminante, Enrique Martinez y Alejandro Gómez. El primero coqueteó con Uriburu horas antes del golpe de Estado septembrista, en 1930. El otro alzó la espada de juguete ante Arturo Frondizi. La oposición crepuscular de Eduardo Duhalde a Carlos Saúl Menem fue una boutade poco significante; así como la agachada del "Chacho" Álvarez para con el póstumo mandatario radical, de triste memoria.
Nadie recuerda ni a unos ni otros en el respeto o la consideración. Son como fantasmas de una pesadilla de clase B, que ni William Castle o Roger Corman hubiesen rodado en su momento.
Cleto es una patética fotocopia inserta en la tradición.
Que descanse en paz; aunque ésta sea su hora...

1 comentario:

Alberto Nadra dijo...

Excelente y agudo Nano.
Alberto