Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 6 de septiembre de 2015

MATAR, MORIR Y SUICIDARSE




No soy optimista sobre el inmediato futuro europeo. El Continente agoniza socialmente. Desde el punto de vista cultural el correlato es evidente, aunque el declive generalizado se observa en todas partes.

Brasil es uno de estos penosos ejemplos, Argentina no le va en zaga. De México, mejor no hablar. Los EEUU, otrora imperio dominante, tienen en Donald Trump uno de sus iconos electorales. Con todo lo miserable y depredador que fue,George Bush se queda pequeño ante este otro degenerado. En Alemania, el programa imperial nazi de invasión y exterminio ha sido restaurado a través de fórmulas financieras aberrantes que acaban imponiéndose. El caldo de cultivo para que todo esto acontezca lo ofrecen las sociedades globalizadas y sus estructuras retrógradas..
El fenómeno mundial indica que, a diferencia de otras épocas más menesterosas en oferta mediática, se aprovechaban mucho mejor las que había. En cambio hoy, las existentes, multiplicadas por avances técnicos y científicos que facilitan el conocimiento, se utilizan para negarlo, en beneficio de la evasión y el laissez faire, elementos que paralizan el esfuerzo emocional, generando a la vez enormes dosis de pereza intelectual y ausencia absoluta de curiosidad por conocer el mundo y mejorarlo. Hoy más que nunca, las clases medias, otrora laboriosas hormigas de la creatividad, han cedido ante la seguridad o el confort en sus franjas superiores, mientras las de más abajo luchan por sobrevivir a las crisis económicas constantes, el paro, y la inseguridad laboral. En el campo político observamos más en detalle lo que sucede en la cultura y las relaciones sociales. La emergencia de líderes promisorios, que pasan del Jacobinismo al Thermidor en breve lapso de tiempo, es una constante. En Grecia sucedió tras un breve período de gobierno. Desde España ni siquiera eso fue necesario. Podemos y otras formaciones contestatarias ceden posiciones antes de tocar poder.
La ausencia de ideas renovadoras afectó hace ya tiempo a la otrora poderosa margen izquierda de las sociedades. Hoy se avanza apenas, intentando reparar desastres, sin imaginar nuevas conquistas sociales, políticas o económicas. Lo único que avanza como la marabunta es el poder del dinero, concentrado en pocas manos y destinado a exprimir los zumos del trabajo, a niveles laborales del siglo XIX. Se vuelve a la barbarie, o es que, en realidad nunca salimos de ella? Me inclino a pensar en lo último. Jamás nos libramos del capitalismo y sus vaivenes en ningún continente, ni armonizamos nuestra vida en el planeta con un progreso global entre nosotros y la Naturaleza. La cruel era de imperios y vasallos sigue en pie, con sus gastados lienzos democráticos que ya no convencen a nadie. La realidad de sociedades donde conviven la opulencia y extremadas formas de miseria se imponen. El drama humano que se observa en estos días nos advierte del fracaso del timo que barajan el desarrollo de los poderosos, el Tercer mundo de los hambrientos y sus consecuencias. 
El conmovedor despojo mortal de la tierna criatura sobre las aguas anticipa muchas muertes más. Cientos de miles, millones quizá, de no terminar con esta ficción enmascarada de la miseria moral y el despojo, causado por los que más han acumulado como objetivo en la vida, sin importarles otra cosa que el beneficio que pueda arrancárseles.
No es casual que el mexicano Carlos Slim posea la segunda fortuna planetaria. La forjó desde unos de los países más desiguales y criminalizados del Siglo XXI. Éste es el sello atroz de nuestro tiempo. El que vivimos desperdiciando, camino a una Tercera Guerra Mundial ya existente, en la que no se utilizan armas atómicas, demasiado riesgosas para la salud de los dueños del mundo. Hay otras formas de matar y morir. También de suicidarse.

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