27 S: LAS ELECCIONES DEL DIVERSIONISMO. FUTURAS CONSECUENCIAS.

El corazón, situado a la derecha en muchos pechos catalanes y españoles, encumbró a Ciudadanos como segunda fuerza electoral el 27S. Desean un PP blanqueado mínimamente por el IBEX 35 y los pactos de lo que permanezca en pie de la extrema derecha españolista. La corrompida comunidad Madrileña, gobernada por Esperanza Aguirre desde la mano enguantada por Cristina Cifuentes e Ignacio Aguado (de C´s), es un diáfano ejemplo del programa real que los impulsa, y las fuerzas reaccionarias que lo promueven. Un ejemplo local de aspirante a cortar el bacalao, es Inés Arrimadas y su discurso, abiertamente falangista. El tartamudo Garicano, conferencista en FAES, esboza el práctico en materia económica. Es el nuevo aspirante a renovar las corruptelas de Cristóbal Montoro. La candidatura de Mas no revela otras luces que las sombras practicadas hasta hoy, en materia de recortes, privatizaciones, derechos sociales y atrocidades de mayor calado, incluso, que las practicadas en el resto del país por los genocidas del PP. Ello reduce los alcances de la pugna entre ios independentistas y sus contrarios a un mero juego diversionista, grato justamente a esas franjas medias que aún conservan ciertos privilegios. El respaldo de ERC y parte de la izquierda a esta movida, con buenas dosis de pólvora clientelar, algunas algaradas discursivas, y esteladas flameantes imprimiéndoles un modesto carácter épico, responde a este causal. La clase media sobreviviente a la crisis no desea cambios sustanciales, ni aquí ni en parte alguna. A la pasividad ante los destrozos que han llevado a que este sea el país más desigual de Europa, la sigue su convalidación. Ello no solo explica la aparición fulgurante de las huestes de Rivera y su banda de oportunistas y trepadores, sino la desunión de la izquierda, y la conversión de Podemos en una formación del régimen. Su desplome electoral del domingo prepara otro, solo mitigado por la impopularidad de Rajoy y sus delictivos genocidas. Iglesias y su plana mayor abrazan un centrismo, a la cola de los socialistas. La brutalidad de esta ultraderecha gobernante, han promovido, tanto como Convergencia, ERC, e incluso la CUP, el auge del pujolismo en versión camuflada, junto a los pactos interesados con otros actores, esta vez de izquierda, entramado al que se prestan Podemos, ICV, e incluso Ada Colau, la alcaldesa progre de Barcelona. Nadie en este independentismo o soberanismo, se plantea que, tanto Catalunya como el resto del mapa son territorios subordinados al pago perentorio de deudas propias y exteriores, sujetas a una disciplina fiscal que enmascara la Dictadura Alemana y su manejo arbitrario de la UE. Nada que se parezca a una polémica, a este respecto-y más, tras la capitulación de Syriza en Grecia- estuvo presente el 27S. Los resultados del PSOE son poco felices, Unió ha desaparecido por efecto de su vínculo estrecho con Madrid y La Moncloa, mientras, Convérgencia aguanta el cadáver animado de su Cid Campeador (valido de los Pujol), y las elecciones generales se acercan, señalando la hora de otra verdad conservadora, quizá menos gravosa, pero de igual naturaleza en la defensa de privilegios de clase. Los catastróficos resultados del PP, con Albiol al frente, le anticipan una derrota de campanillas por esas fechas. Nada ni nadie podrá evitarlo. Impusieron una dictadura parlamentaria atroz, jibarizando el país, mientras hundían a sus clases populares en la miseria, el dolor, o la penuria familiar que conlleva la barbarie, y pagarán las consecuencias, pese a la impotente desesperación del siniestro belicista, comerciante de armas e inmuebles del desahucio, José María Aznar. En ese concierto, es probable que el PSOE avance hacia un poder sujeto a pactos con la derecha. Lo han hecho siempre porque está en su ADN de agentes del régimen y este Estado Monárquico, legado como herencia en el tiempo por el déspota entubado, en sus penúltimos estertores. A ojos vista, los últimos fueron aparentes.