Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 4 de septiembre de 2015

EL DERECHO A DECIDIR



No soy nacionalista. Jamás lo fui, salvo en lo que atiene a condenar lo que una gran potencia pueda hacer con países más frágiles y sus clases populares. Nací en Catalunya, pero los vientos de la emigración familiar me llevaron a tierras del sur. Allí, en la República Argentina me hice varón hambriento de cultura y justicia para todos. Mi vuelta a Catalunya no transformó esta ecuación. Recorrí varios países de Europa y otros de América del Norte y del Sur. Ahora, desde Brasil, la tierra de mi compañera, sigo siendo ciudadano del mundo. Por esa razón, defiendo el derecho a decidir su destino, por parte de mis compatriotas, no, por cierto, en el que quieren Mas y los corruptos oligarcas catalanes. Mucho menos el que pretenden imponer los neofranquistas españoles del PP y Ciudadanos. Hay una frase que luego Zapatero enterró, como tantas cosas: "España es una nación de naciones" Se confunde la mayoría de las veces "Soberanismo" con "Separatismo". Es verdad. No son sinónimos, pero el país retrógrado y parcialmente desmemoriado, pretende imponer que así sea. Sin desmedro que haya ciudadanos que se sientan más catalanes que españoles y deseen la escisión. Mi voto irá a la izquierda. Eso tampoco es nuevo en mis tradiciones. Hay que terminar con cinco millones de parados y catorce de carenciados. Se deben restaurar los convenios laborales de partes, la sanidad y la educación, devastadas por Rajoy y Mas en partes iguales. También con la sujeción a la Europa Alemana y su deriva de estalinismo financiero, resueltamente opresor, que empobrece y degrada valores humanos en propio beneficio. Que lo hagamos juntos será mejor. 

Ya lo escribí otras veces. Nada, salvando la lengua, el folclore y la territorialidad, separan a un andaluz, vasco, asturiano o gallego de un catalán. Los intereses centralistas fracasaron durante la cruel dictadura que impusieron los vencedores del 39. En la Piel de Toro nadie abandonó su lengua, aunque debiera enmascararla en público por fuerza mayor. 
No hay poder totalitario que mate el sentimiento, aunque por momentos así lo parezca. La lava brota impetuosa del cualquier volcán cuando lo ordena la naturaleza. Y somos parte de ella, aunque tan a menudo la maltratemos peligrosamente.

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