Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 14 de septiembre de 2015

LA SUTILEZA DE LA SONRISA.


Creo que hoy yo no podría hacer un libro, sea biografía, novela o relato, destinado a hacer reír. Eso es efectivo de vez en cuando. Prefiero la sonrisa a la carcajada. La ensayé con acierto en mi serie de cómic "Detective en Hollywood", diferente de las novelas actuales del mismo ambiente. Antes, en España o Argentina nadie se enteró, y ahora, pese a que la serie actual no es reidera, tiene momentos divertidos. Mi sentido crítico opera en ese registro, explotando con sutileza los contrastes en cualquiera de mis labores. Esa narrativa, que distingue clásicos, permanece ignorada. No es mi culpa. Solo cierta dotación cultural bien asimilada te permite apreciar los matices. En los grandes filmes o textos es lo que funciona. Por tal razón, esos materiales son escasos. Se advierte en el crecimiento desorbitado del género vampiresco, el de las sagas espectaculares y las tramas gore, tintas en sangre. Polanski o Mel Brooks supieron criticarlos con gran sutileza, hoy eso ha desaparecido. Ha muerto la sonrisa, y su matización en tramas inteligentes? Shakespeare o Dashiell Hammett, e incluso Kafka, tienen secuencias narrativas extraordinariamente reideras. La originalidad lo proyecta, en sí misma. El efectismo espectacular y los trucos técnicos, literarios o cinematográficos los han degradado, sin matarlos. La inteligencia puede retroceder según el momento histórico, pero decretar su defunción me parece bastante temerario, aunque la resistencia a pensar disfrutando a fondo, esté desde tiempo atrás en boga.

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