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sábado, 12 de septiembre de 2015

LAS PAPELETAS DEL 27 S EN CATALUNYA


Uno de los grandes logros del PP y esta UE criminal ha sido estimular la secesión de Cataluña del mapa español mediante la aplicación de crueles recortes en sanidad, educación y empleo. Paradojalmente, la Generalitat, en manos Convergencia y Unió y su política económica, devino la peor aplicando esta gran descohesión social en la comunidad más próspera e industrializada, a tal punto de emprender, por obra y gracia del economista Mas Colell, la completa devastación de la sanidad pública, favoreciendo al conseller sanitario, Boi Ruíz, conectado a monopolios privados del área. Las consecuencias del Caso Pujol se sumaron a la decadencia del partido de la Gran burguesía Catalana y su actual líder, Artur Mas, hoy escorado al independentismo por razones de supervivencia política. Sin embargo, la estrategia catalanista de Pujol y sus filibusteros, envueltos en la Senyera y practicada con tesón y estricto control de los medios locales durante casi cuarenta años, rindió sus frutos perversos en la realización de las armas del idioma y las tradiciones educando a las nuevas generaciones. El resultado, palpado a fondo por mi experiencia en el área educacional, reanimó el cadáver de Esquerra Republicana de Catalunya, relevando a la vieja guardia Convergente.Ellos han reforzado la debilidad de Mas, favoreciendo su política económica,superior en brutalidad a la del propio Montoro y Guindos. Con casi un millón de parados y una deuda pública sideral y la miseria floreciendo en los barrios, la Comunidad opta por un soberanismo casi vertical, con importantes flecos independentistas. La coalición convergente con Unió, una mera fracción oligárquica de provincias, se ha ido al garete.No así la influencia creciente y monolingüista del nacionalismo en el territorio. Los márgenes que permitieron a la burguesía española repartir el poder con la catalana desde los años 80 se han acortado sensiblemente. Muchos catalanes estiman que serían más felices no sintiéndose españoles, y esta es otra falacia tan o más gravosa que la fantasía excluyente de sentirse catalán sin ser español, habitando un Principado. Hay sin duda, un viejo pleito tampoco resuelto durante los restallantes años del pujolismo carrinclón y arcaico, entre una comunidad castigada por el franquismo durante la posguerra y una nación centralista que niega ciertas peculiaridades locales dignas de ser atendidas. Sin embargo, la plana mayor de los políticos locales-con alguna excepción, como la de Ada Colau, de carácter social, o la reaccionaria de Ciudadanos- no revela talento alguno que la distancie del pujolismo o la vieja política de medida confrontación. Pero este no es un drama local, sino generalizado, en toda España y más allá. Las gravosas cadenas de esta Unión Europea y pro alemana, atan al congromerado societario, al pago perentorio de una gran deuda y su cumplimiento fiscal, cualquier refundación de una patria al estilo balcánico, será vulnerable y de breve curso en el Sur Continental. En el caso español, el enclave burgués y paneuropeo, atado a ese carro, no sólo debilita a las restantes comunidades, sino que las distancia de cualquier perspectiva próspera. 

Pese a la política antisocial de Rajoy, el PP y su sucursal "españolista"-suicidas a la postre- parece difícil que la sociedad política catalana rompa insensatamente con los millones de víctimas de esta crisis, cuando lo necesario es romper con los comunes victimarios. Al fin y al cabo, reponsables únicos de la ruina nacional y, también de esta rebelión y su curso errático, que no resolverán las papeletas del 27S

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