Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 27 de agosto de 2014

NO AL SECTARISMO

Las críticas llueven sobre Willy Toledo desde la margen izquierda. Son tan sectarias como él con Podemos. Las polémicas del sector no abundaron en la llamada España Democrática. Será bueno alentarlas hoy sin insultos, porque eso es lo que favorece a la derecha gobernante y sus cómplices. Willy es un luchador social. El no integrar el cartel oligárquico de otros miembros del mundo artístico le privó de trabajo y buen pasar. Se me dirá que los Bardem hicieron otro tanto y, en parte es verdad. Pero Toledo no pertenece a ninguna familia históricamente respetable, ni su cuenta bancaria roza las nubes. No invalido por ello a los Bardem, empero, este otro siempre estuvo solo ante el peligro. Recuerdo la campaña por Aminetu Haidar, la lideresa saharaui. Desde mi muro y blog participé activamente en ella. Él estuvo allí, en las tiendas fronterizas saharauis, junto a Aminetu y su gente, presionando al gobierno Zapatero para que vedase al déspota de Marruecos tomar represalias contra ellos. Dónde estaban entonces, los que hoy mandan a tomar por el culo a Willy? 

También estos son mis amigos. Pertenecen al campo de ideas que comparto en gran medida, sin ser comunista. En lo personal, discrepo con algunas de sus posiciones. Puedo demostrar razones para ello.También recelo de Iglesias, Monedero y los catedráticos de Podemos; aunque les respaldo, igual que al denostado actor y activista social. Siempre voté a Izquierda Unida pese a no creer en su parlamentarismo contumaz. Ahora se abrió un nuevo frente, en apariencia más avanzado. No obstante, sin dejar de apoyarlo y hasta incluso votarlo, creo que la izquierda, sus partidos, grupos y fracciones, deben polemizar y llegar a acuerdos programáticos. La derecha los tiene, y muy sólidos, así lo demuestran los últimos 38 años de alternancia en el poder. 
A este camino abierto a nuevas ideas y emergencia social, no hay que ponerle una losa. Tampoco a Willy, ni a nadie. Incluyo en esa lectura, a la Izquierda socialista, no a Sánchez ni a Susana Díaz, que son otra cosa. Ahí están los límites de nuestro campo, precisado de siembra constante de nuevas ideas. Hoy más necesarias que nunca.

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