En las modalidades paranoicas de José María
Aznar caben los disfraces más extravagantes. Mediante la vigorexia que le promueve la
afición al gimnasio, cabe el de Arnold Schwarzenegger. Mediante el
llamado "Síndrome Napoleónico", pródigo en delirios
de grandeza, se agregan otros perfiles. Uno de ellos, registrado en
1998, le proyecta vestido de "Cid Campeador".
Convengamos sin embargo
que, en el presente este otro "Cid", tan muerto (al menos políticamente)
como el que ganó su última batalla, perderá la que anunció librar desde
"Antena 3". No es el único perdedor vocacional en los predios del PP. Su enemigo, Mariano
Rajoy, otro que disfraza su insignificancia creyéndose un Estadista, las
pierde a diario desde el plasma.
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