Las
movilizaciones, cada vez más unitarias en España, son las más
importantes del mundo occidental, así como la paralela descomposición
del Gobierno parafascista, y la mayoría de las élites políticas en este
país. Mientras ellos viven en el limbo de su microclima, desde la base
de la sociedad emerge con vigor el deseo de justicia y equidad, con el
castigo de los responsables de esta destrucción nacional. Por todo ello,
no me extrañaría que, desde esta Fuenteovejuna del siglo XXI, pasáramos
a La Bastilla del XVIII, sin cabezas cortadas, aunque con muchos
canallas y ladrones detrás de los barrotes...
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