Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 16 de noviembre de 2009

OBAMA EN CHINA: BLA, BLA, BLA.

Ante los estudiantes chinos el mandatario norteamericano esparció mariposas; expresamente fumigadas por los déspotas comunistas que oprimen y exprimen la pujante China de hoy.
400.000 millones de dólares, tal es la cifra que preside el comercio bilateral entre el país más grande del planeta y el hasta hace poco más poderoso e influyente.

Todos sabemos cuánto dependen los últimos del primero. China financia el fuerte endeudamiento americano. Ello no obsta para que Barack Obama (sin mencionar al comienzo el drama tibetano ni las recientes masacres zonales) pontifique ante sus anfitriones el estado de derecho y la democracia como el sistema más equitativo de la Historia. Depende de qué democracia hablemos. Las hay de todos los formatos y calidades.

Los mandarines rojos no dieron mayor importancia a la copla, remitiéndose a omitirla en los medios que controlan (o sea, todos).


Sólo se filtró en alguna cadena de cable shanghaiana, como diciendo: "poco nos importa".

Lo cierto es que el tan democrático país del norte y el tan opresor, son los territorios que más contaminan el medio ambiente universal. En eso nada los diferencia. A ciencia cierta nos están envenenando a gran velocidad, trastocando el clima y devastando lo que la madre Natura legó a seres humanos que no debieran sentirse sus dueños, sino sus vasallos.

Ahí es dónde las distancias entre democracia y tiranía se reducen a cero.

Creo por ende, que esta visita de Obama - integrada a otras localizaciones asiáticas esta semana- es ante todo un viaje de negocios.

Los de Hu Jintao y su pandilla de asesinos radican en engordar a costa de la superexplotación de obreros y campesinos. Así se financia el hiperdesarrollo de la economía, realizado en nombre de un comunismo que -salvando la impronta despótica que lo caracteriza- abolió toda forma de protección estatal sobre los asalariados.

Obama representa vientos de cambio en la Casa Blanca, que no suprimen las carrera armamentista, las guerras opresoras tipo Afganistán o Irak, y por ahora el crecimiento del paro. El mérito actual de este Presidente radica en su intento contra viento y marea de universalizar la sanidad, ya votado por la Cámara Baja. Lo demás poco cuenta hasta hoy, pese a las diferencia de talante y condición que proyecta respecto a un personaje como George Bush.

Este periplo persigue -como todos los viajes realizados por Obama desde su toma de posesión- la intención de recuperar el liderazgo americano en el mundo.

La naturaleza económica, filosófica y política de una potencia dominante no puede cambiar de signo sin alterar estas bases. Pero cuando las bases son un ADN imperial de larga tradición, determinado por el cuerpo social mismo y sus consolidadas elites, la mutación es imposible.
Otra manifestación de esta realidad es el placet de Washington a la charada electoral de Micheletti en Honduras, denunciada ahora por el depuesto y arrinconado Manuel Zelaya.

No será por ello este Premio Nobel de la Paz el mensajero que nos anoticie de un nuevo rumbo, sino de su reformulación en tiempos de crisis y amenazas de colapso total para este sistema, falto aún de controles que frenen la avaricia de unos pocos, en detrimento de tantos millones de seres humanos.

No hay comentarios: