Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 13 de noviembre de 2009

LAS VERDADES Y LOS MENTIROSOS.




En la foto mayor, Cristina Fernández exhibiendo la plasticidad del bottox ayer por la mañana, antes de aquietar a Moyano y disparar contra el diario "Clarín". En la otra, Fidel Castro Ruz, huésped literario de la oficiosa "Página 12" en la mañana de hoy.

Convengamos: en ocasiones, los mentirosos glosan verdades.

La Presidenta criolla, mezcla de muñeca brava y la "Marilú" de hace décadas, aquella tan popular que decía "mamá" y "papá" por cuenta de una diminuta grabación incorporada al artificio (en este caso, el que aporta su marido; o sea, papá), frenó en seco la manifestación sindical planificada para el día 20.

Moyano, Belén y la plana mayor de esta CGT socialmente raquítica no quedaron conformes, aunque el primero sonriera luego junto a la mandataria.

El argumento fue la tan manida paz social; escasa a causa de la miseria de amplias capas de la población, y el indetenible auge de la delincuencia, pública y privada. La embestida contra el aludido matutino se justifica en sus palabras. "Ellos impiden desde hace diez años que los periodistas se sindicalicen. Allí no hay comisión interna de reclamos"- sostuvo(en "Kraft Foods" sí, aunque ella y Tomada se encargaron de facilitar su despido).

De paso, la que hinca sus posaderas a diario en el Sillón de Rivadavia justificó, por cuestiones gremiales, el bloqueo de la distribución acometido por Pablo Moyano y sus matones.

Esta habilidad de sostener evidencias amparando el hecho que en ejercicio de la presidencia, el marido prorrogase por diez años las licencias de explotación multimedia del grupo, y el que la acción de los Moyano favoreciese su guerra privada contra los que fueron sus aliados hasta hace dos calendarios, no mueve a sorpresa. Tampoco el frenazo del ímpetu gansteril en "los gordos" cegetistas.
En su ya viejo conflicto con la Iglesia, Perón dió rienda suelta a su agresivo alerón sindical con los resultados posteriores.

Algo más prudente, la estrategia de los Kirchner, lesionada por los últimos resultados electorales, ensaya nuevos medios de combate. Ante la amenaza de redobles agrarios, trata de equilibrar alianzas con la derecha y el centroizquierda sindical. Los ataques de Juan Belén a la CTA, central no reconocida pese a la favorable opinión de agremiación libre fallada por la Corte Suprema, hacen peligrar los lazos que parte de sus integrantes conservan con el kircherismo. Las declaraciones de Hugo Yarsky, secretario centrista del sector refieren una izquierdización que debe contenerse en los estrechos márgenes que maneja la Casa Rosada.

De ahí que la señora Fernández y su lacayo en la cartera laboral, señor Tomada, no descarten legalizar la CTA, mientras tienden otro ramo de olivo a los levantiscos delegados del Metro.

Es una estrategia que no pueden igualar los Duhalde, Carrió, Cobos y otros políticos, ansiosos de fulminar cuanto antes a los que hoy detentan el poder respaldándose en la Iglesia, la Sociedad Rural, "Clarín" y "La Nación". Sin duda alguna es riesgosa, pero no hay otro remedio que el de sacrificar parte de la égida gremial de los viejos burócratas, compensándolos con nuevas prebendas a costa del erario público.

Otro decidor de verdades es Fidel Castro Ruz, criticando suavemente a Obama por no atreverse a romper lazos con la derecha de su Partido y los grandes lobbies que los nutren.

De paso, en su artículo, titulado "Otra historia de ciencia ficción" señala cifras que son reales. El 44% de los congresistas norteamericanos son millonarios; la deuda exterior de los EEUU cerró en el 2008, con 57 millones de millones de dólares y el año fiscal cerró con un déficit del 13% del PBI para el 2009, mientras Obama intenta resolver abrumadores problemas, como el del Afganistán, el cambio climático (del que su país es responsable mayor en el planeta), los conflictos con Irán y Corea del Norte, los de Irak y etc, etc.

Huelga decir que éste y no el otro Castro es quién realmente manda en Cuba, pese al aparente retiro de la escena principal. Y Cuba, varada en el leninismo más degradado, no es un ejemplo para América Latina ni para nadie que crea en la democracia social y el Estado de derecho.

Ni Cristina Fernández, que define su gobierno como "Nacional y Popular", ni este viejo sátrapa, aclaran patrimonio (en el caso de Castro, es el obvio dueño de Cuba) ni declaran intenciones de abolir cualquier intento manipulador del prójimo.

Vuelvo al inicio del comentario para cerrarlo incidiendo en la reflexión que lo abre.

Los mentirosos no mienten siempre. Pero sus esporádicas verdades, lanzadas contra enemigos en falta, procuran desdibujar de continuo los abundantes rastros delictivos que dejan ellos y su paso por la Historia.

PD. Una piruleta agregada sitúa al "honorable" ladrón Félix Millet, indignado por el precio de un cafecito servido en un mesón de Sant Cugat del Vallés.

Él que robó a espuertas y un juez dejó, entre otros menesteres, tomarse el cafecito al aire libre, clama por que no le roben unos céntimos de euro. Y en el punto tiene razón. A mi, que viajo de continuo, me pasa de vez en cuando. Pero no me parezco a Millet, ni a Castro o la señora Fernández.

Ni ganas tengo...


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