EL SEÑOR ZAPATA Y EL BACHE CULTURAL DE LA IZQUIERDA FRENTE A LA EXTREMA DERECHA.

Lo preocupante de los tweets de Zapata y los de Soto es que no analizan nada en serio. Son algaradas de niñatos que no soñaban con llegar a la política mayor, ostentando un cargo. "Podemos" se nutre de estos elementos, desvelando falta de consistencia teórica y moral. Las algaradas románticas de Iglesias o Monedero facilitan estos vuelos de torcaza. En su momento, los mensajes de gente como Zapata no fueron denunciados. La jauría de chacales lo hace hoy. La derecha, fabricante de latrocinios verbales, escritos, y de concreto genocidio sobre millones de personas, puso el grito en el cielo, intentando que su lluvia ácida erosione la gestión de Manuela Carmena. La integrante más hipócrita de todas entre las gritonas es la miserable Esperanza Aguirre. Justo ella, que embiste agentes de tránsito ante faltas viales, promotora de la corrupción más sistémica del Estado Español, y partidaria de limpiar Madrid de mendigos, alza una bandera humanitaria empapada en estiercol. La renuncia de Zapata se impone, junto a una autocrítica del progresismo al uso. Ellos montaron un partido sin control de calidad y ello les pasa factura. Es urgente un refuerzo moral y teórico. Es lo que gana el respeto de muchos votantes, no las tonterías miserables que niñatos oportunistas. El paulatino descenso del voto en las encuestas de "Podemos", hablan claro. Han cambiado de programa como de camisa y esto tiene un coste. Los defensores del empirismo romántico justifican a gente como Zapata, en vez de preocuparse por el lamentable saldo cultural que refleja buena parte de nuestra izquierda. Una de las medidas prontas a cumplir, será echar mano de la hemeroteca, recordando las brutalidades que el gobierno del PP, por boca de ministros y parlamentarios, destinó a las clases populares durante el interregno criminal de su mayoría absoluta en las cortes, gobernaciones y ayuntamientos. El "Qué se jodan!" de Andrea Fabra, fue apenas un botón de muestra. No obstante, el minucioso adecentamiento en la izquierda se impone, menguando la base social y política de un despiadado enemigo que debe ser vencido. De momento, según las reglas de juego del voto.