Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 22 de junio de 2015

LA REITERACIÓN DE UN LEGADO



Conocí dos épocas de atmósfera siniestra en mi largo viaje. La primera y más horrenda,la respiré en Argentina desde 1974 hasta 1982, calendario del retorno a mi tierra natal, después de 34 años.Durante aquel lapso de tiempo, cualquier respeto por la vida humana no valía nada. Si eras un demócrata social corrías peligro de ser un recuerdo en cualquier instante. La banalización del respeto cívico estaba sujeto al terror de un Estado criminal, administrado por represores, amparados por un liderazgo crepuscular, y poco después por unas fuerzas armadas corrompidas hasta la médula.La segunda época feroz me alcanzó en España, durante la dictadura parlamentaria del PP y el siniestro señor Rajoy, digno émulo de Francisco Franco Bahamonde, finalizando para mí cuando aterricé, oxigenando los pulmones y el espíritu en Rio de Janeiro hacia diciembre del 2013. En ambos casos, asistí a desastres sociales y económicos de gran magnitud, tolerados por el grueso de la población. Hubo víctimas en los dos territorios. La represión, sea armada o económica, tiene un solo color: el del sufrimiento y la muerte. Emigrar, es en muchos casos un exilio encubierto. 

Mi familia escapaba en 1947/8 de la posguerra franquista con el hijo pequeño,sin poder olvidar sus raíces.He repetido el sendero, transformado en legado y tradición, dos veces. Una, en medio de amenazas, surgidas del compromiso social, la otra, habiéndolo perdido casi todo, menos la entereza. Salvé además, la vida y la salud, es cierto. Otros, por causas diversas, no pudieron sortear la completa desgracia. Ya veterano, hoy soy ciudadano del mundo, y sobre él reflexiono, opinando. 
Son las armas políticas y culturales que aprendí a manejar desde el extrañamiento y sus distancias, en esta dura y apasionante lucha por sobrevivir con dignidad.

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