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viernes, 19 de diciembre de 2014

EL DESBLOQUEO



Obama representa a los intereses económicos globales que desean hacer su Agosto en Cuba. Lo que sucedió a la URSS y los países del ex bloque soviético en materia económica y social, estableciendo a la Alemania unida como eje europeo ultraliberal, es en escala regional lo que ocurrirá, bajo la reserva de dominio del gigante del norte. Tras décadas de préstamos soviéticos, sucedidos por el petróleo venezolano, la economía se mantuvo estancada, por el bloqueo exterior y la incompetencia del régimen. En los últimos años, los Castro y sus burócratas han liberalizado algunas áreas de la economía.En cambio, esta nueva relación de fuerzas, favorecida por la mediación del papa Bergoglio, anuncia una penetración masiva de capitales que hará historia, mientras la burocracia cubana y sus gerontes preparan, como en La URSS y satélites en los años 90, una reconversión de casta en clase, abiertamente voraz, aliándose con el gran capital financiero que llegará para quedarse. 

Nada anuncia que la democracia, principalmente la social, será mayor. La vecindad imperial y su gula depredadora cumplirán la tarea habitual. Quien aguarde una primavera de libertades en la Isla del Caimán se dará un porrazo monumental. Los emigradosy exiliados en Miami se frotan las manos pensando en rampantes negocios de inversión en el turismo y la droga. La iniciativa privada, sin cierto control estatal que garantice por parte del Estado educación, sanidad y derechos sociales de calidad, proyecta catástrofes, y la entronización de una nueva oligarquía proveedora de misera y división social, tipo Colombia, Honduras o México. La estrategia de Washington, pese a la cavernaria disidencia republicana (más destinada a socavar a Obama que a rechazar los grandes negocios en ciernes), radica en vencer obstáculos licuando un símbolo rebelde que aún funciona como tal, de cara al actual reformismo distante de la tradicional dominación imperialista, en varios países del área, más que como ejemplo de equilibrio social para las sociedades prósperas de Latinoamérica. En tal sentido, el gobierno del Partido Demócrata, antes de que el congreso pase a manos de sus rivales, eligen el instante adecuado para desbloquear a un régimen despótico de burócratas privilegiados, ejerciendo su dictadura paternalista en nombre de una Revolución que fue, y ya no es, ni será otra cosa que opresivo calco estalinista en versión tropical. 
Un modelo político y social que lleva más de medio siglo sin muertos por doquier, aunque igualmente mafioso, carcelario y detestable, desde el absorbente y forzoso partido único, adoptado por Fidel Castro Ruz y sus guerrilleros de la Sierra Maestra, a poco de alcanzar el poder.
La generalizada alegría del pueblo ante este acontecimiento, aún no consolidado, cifra sus esperanzas en mejores salarios y una rápida modernización del país, una vez liberado del fardo dictatorial ultramontano de gastados símbolos y resultados pobrísimos. Las cosas cambiarán-aunque no cumpliendo estas esperanzas-, sin pagar el precio que la mayor economía del mundo, hoy declinante y endeudada, se cobrará con una de las más pequeñas y poco dinámicas. A menudo, lo mejor es enemigo de lo posible, y nada de lo posible será, para la mayoría de los cubanos, digno de ponderar.

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