LA BARRERA INVISIBLE

¿Pueden los parados, los hambrientos y desahuciados, o aquellos jubilados que sobreviven con la paga mínima y deben auxiliar a sus hijos o nietos, despertar emociones entre los que cuentan con un empleo, administran una empresa o viven del erario público ejerciendo cargos en las cortes, alcaldías o municipios? Ya no me refiero a quienes desempeñan ministerios o asesorías en el Gobierno central y las autonomías. Éstos muestran pocos escrúpulos. 

Hablo que esa línea invisible que separa el cierto bienestar del malestar franco y brutal. Esa línea se hace más nítida entre los países del Norte y los del Sur europeo. La riqueza productiva y una salud financiera permiten alegrías que en buena parte de Europa dejaron de existir. Lo peor de todo es aquella idea, que flota como una nube tóxica envenenando a vastos sectores de la población, de que los recortes y ajustes son inevitables y, que sin enjugar el déficit, impuesto por el acreedor alemán y sus socios preferentes, la presente ruina popular no tiene remedio. 

Cada vez más sectores sociales se manifiestan contra los brutales decretos del Gobierno español. Ello desmentiría la presunción de fatalidad en las medidas que obedecen al dictado de Berlín; refrendado por la sumisión del PP Gobernante y la complaciente oposición del PSOE. Ninguno de los dos partidos plantea desconocer algo fundamental: la deuda privada en el conjunto de la soberana. Es la llave maestra del despojo amparado en el Estado caníbal que ha desarrollado el capitalismo financiero de la usura salvaje. La socialización de las pérdidas es la que conserva las ganancias de unos pocos. 

Sin duda, ni una ni otra formación, sirviendo en bandeja este despojo, carecen de soporte social, y es a sus sectores más debilitados por el paro y la creciente carestía a quienes habrá que ganar para otra perspectiva a base de concienziarlos. Poco sin embargo puede hacerse, sin organización política y un programa económico y social atractivo, elaborado sobre bases firmes. ¿Significa enfrentar esta UE? Desde luego, por tratarse de una unión que favorece la precarización laboral y la fragmentación de la sociedad en beneficio de la pura y simple explotación de la fuerza de trabajo en cada territorio, bajo la égida política de los agentes del poder financiero. Son los que hoy embastan la baraja y reparten las cartas, con ayuda de los sectores vinculados, en cada país, a esos tejemanejes. Los dirigentes autóctonos del PP y el PSOE responden a ese juego. De ahí que sea preciso aglutinar una nueva y poderosa respuesta política que les dispute el timón de mando, junto al derrotero futuro de España y Europa toda, mediante alianzas con nuestros pares. Porque, de momento ellos están unidos en la torticera Unión, con la moneda asimétrica que nos acogota cada día de nuestras vidas y sus paraísos fiscales, con sueldos fabulosos y prebendas que suenan a burla ante la miseria creciente de millones de europeos, reclaman reacción y mano dura. Sólo así la barrera invisible se hará visible y más pequeña, hasta desaparecer. Por completo y para siempre...