Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 24 de mayo de 2016

ACERCA DEL ARTE DE ESCRIBIR 1


Siguen bailando en mi cabeza los temas de mi próxima novela. Quiero que sea una obra maestra. Para ello deberá alcanzar el corazón y la inteligencia de ciertos lectores. Los que me interesan, y a quienes me dirijo en mis tres muros, el blog y los 17 previos libros. Querer contentar a todos es tarea incierta, además de omnipotente propósito. Eso nadie lo consiguió desde que la literatura existe como arte. La fama es otra cosa. En su naturaleza, cuentan las leyendas que nos propone avieso el márketing y las tandas publicitarias de lo que otros han leído, y muchos compran para no leer jamás. Son los fetiches que carga este Arte noble, y vulgarizado a menudo, tan vinculado al comercio de las casas editoras, los agentes literarios, y una enorme cantidad de intereses conectados a la política. 
Estimo que, en esta época, convulsa como lo fueron otras, aunque algo más canalla, el último es un factor esencial como fábrica de falsas obras maestras que no superan su temporalidad. Son millones de autores desvanecidos en la tan justiciera oscuridad del olvido por una razón primaria: nada se aprende de ellos. Ni siquiera escribir con cierta dignidad. La larga ristra de indignidades literarias es bastante más inabarcable que aquellas piezas llenas de mérito. Aquí, como en tantos órdenes meritorios, prima el detalle Asimismo, no todos los grandes escritores fabricaron al completo piezas memorables. Sin embargo, en las grandes plumas el rasgo del genio es una característica común. En cualquiera de ellas, el brillo de los renglones y la riqueza de los términos justos que armonizan al completo con la narración asoman atrapantes, deleitando nuestros instantes de lectura, y más allá.
Esto del deleite tampoco es un rasgo común en los lectores. Conocen el deleite cultural aquellos que saben captarlo gracias al don del instinto, unido al conocimiento y una importante base cultural. Por todo ello, me tomo mi tiempo para elegir los temas y tiempos de mi próxima novela. Es una actitud responsable y, aunque hasta ahora no me haya ganado muchos lectores, nadie con dos dedos de inteligencia negará haber aprendido algo revisando mis previas labores. A menos que su interés por la naturaleza humana en relación con la historia y sus conflictos sea más que relativo.

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