Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 24 de marzo de 2010

DOS PAISES Y UNA MEMORIA HISTÓRICA PENDIENTE.




Dos personajes empeñados en mantener encendida la llama votiva de la memoria histórica. En solitario el Juez Garzón, y Cristina Fernández (con uno de los cuatro padres de desaparecidos que recibieron ayer un galardón) durante el acto en la ESMA.

En uno y otro caso, la distancia que separa España de la República Argentina se unifica en el creciente clamor que exige la verdad histórica.
Una parte de ambas sociedades se opone. Quieren preservar la gloria de sus crueles ancestros e ídolos a toda costa. El acorralamiento del Juez Baltasar Garzón por parte de la derecha mediática y el Partido Popular responde a esta voluntad. Quieren deshonrarlo echándolo de la judicatura, aunque no sólo por esa causa. El caso Gürtel destapado por su celo revela grandes corruptelas en el conglomerado, y es probable que la presunta víctima de la contraofensiva haya brindado algún pie maloliente a los verdugos. Ha ganado demasiada fama y millones para que sus enemigos en la judicatura hagan oídos sordos a los cantos de sirena de la derecha española; en auge gracias a la crisis económica y el creciente número de parados.

El vigoroso e incorruptible Garzón, dueño de un ego monumental, es en realidad un mediocre instructor. Sus faltas cuentan en este entramado, y basta rastrear la Red para anoticiarse de los fallos y fallas. Yo mismo le he criticado en este espacio por algún infortunado comportamiento. Sin embargo, ha emprendido causas avanzadas de repercusión planetaria; entre ellas, contra represores argentinos amparados por la derecha en las dos orillas. Eso nada ni nadie lo puede borrar.

Son muchos los interesados en dejar entre nosotros todo como está. Me refiero a la Transición, y el pacto entre fascistas reconvertidos e izquierdistas aburguesados. Este juez es un grano en el trasero del sinuoso entramado inmovilista, favorecido por el retroceso del PSOE y la izquierda en las encuestas, gracias a los malos números en diversos órdenes.

En la Argentina los vientos de cambio favorecen por contra que la Memoria Histórica avance, en aceptación y procedimientos. Víctimas también de tradiciones erráticas y prácticas corruptas, de las que a ellos competen son plenamente responsables, los señores Kirchner respaldan este ajuste de cuentas con el pasado. Es, se me dirá, una forma de eludir las del presente y ello resulta incontrastable. Con menor impronta oficial el Gobierno socialista español apoya a Garzón y la Memoria Histórica, convertida en ley aún débilmente formulada y poco aplicada. Es lógico que el honesto José Luís Rodríguez Zapatero procure compensar errores y fallos de otra especie mirando un futuro libre del pasado ominoso.

Ya lo dije en el anterior post y lo reitero aquí. Los móviles de un acto objetivamente justiciero por parte de ciertos personajes pueden ser menos diáfanos que sus enunciados.

Depende de quién o quienés se hagan cargo del patrocinio y también de la masividad social que lo imponga, más alla de maniobras y cálculos electorales.

Al fin de cuentas, la materia humana y sus irregularidades son menos importantes que el imperio de la justicia y la verdad.

El acto realizado en la antigua ESMA refuerza objetivamente estos valores; incluida la exigencia de las pruebas de Adn para los retoños "adoptados" por la señora Herrera de Noble, propietaria del diario "Clarín". La puntada sin nudo de la Presidenta contra sus enemigos, tras la detención del Coronel Sarmiento, cuenta menos que la significación del evento, como expresión de una conquista popular que no retrocede en su cometido (aunque la popularidad de los Kirchner se mantenga en cotas muy bajas) .

En cambio, que prospere judicialmente en España el acorralamiento de Baltasar Garzón es una mala noticia. Otra, igual o peor, la cierta tibieza gubernamental con el asunto en cuestión y los claros avances del cavernario PP en sentido contrario.

Desde este reino que festeja las proezas de Messi en el FC Barcelona, los hombres de buena voluntad instamos a que nuestros compatriotas honestos y sinceros aplaudan que los argentinos miren de frente el pasado; expurgando del mismo los fantasmas reales e imaginarios que perviven aún hoy en los medios, la cultura y la sociedad.

A menudo criticamos la democracia criolla desde la dudosa poltrona que ofrece la nuestra, edificada en realidad sobre el doble cementerio de los muertos sin tumba y el olvido de sus asesinos.

Algunos, están entre nosotros, mientras las víctimas siguen en zanjones remotos, aguardando que sus deudos nos revelen Con ayuda de las leyes y la justicia, la verdad de su dolor y la ignominia padecida durante más de setenta años (con más de la mitad bajo el franquismo).
Cuando un faccioso Ejército de asesinos se alzó contra la democracia, el voto popular y la incipiente equidad social que desarrollaba la Segunda República Española, con el auxilio armado de nazis, fascistas, y la pasividad suicida de las democracias de entonces.








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