Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 19 de agosto de 2009

MICCIONES 3:LAS DE UN MISERABLE FALSEANDO CIFRAS Y MAQUILLANDO MASACRES.

Lidia Malamud, una de las 31.000 víctimas de la dictadura argentina y su guerra sucia.
"Quien miente sobre sí mismo condena su verdadero yo a una clandestinidad lastrada por sus propias acciones." J.B
Ante el miserable panfleto falso y victimista de Horacio Vázquez Rial en el pudridero de Libertad Digital, salgo al cruce. Basándose en un reciente libro (es un decir) de la señora Graciela Fernández Meijide rebajando la cantidad de víctimas del despotismo neonazi, este falsario y probado cuatrero literario reivindica su pasado de presunta víctima, salvada por un pelo y el viaje a España, de las bandas de López Rega.
Al ser todo en él una burda quimera que justifica torvas aficiones, presumo que en realidad, los perseguidores de tan trémula humanidad eran sus propios contactos en la izquierda peronista (que él para darse lustre, denomima trotskista) alertados por su transformismo estructural.
En su afán por rebajar cifras mortuorias (y bebés robados) -pese a que lo desmienta torticeramente- concede a la ex funcionaria de De la Rua, Fernández Meijide (Ex FREPASO y sobrada pieza de campeonato) la cifra cercana a 10.000 mil. Serían mil más, según los soldados argentinos caídos en combate durante la insensata algarada que no provocó el voto ciudadano sino el poder militar de facto.
A mí, a diferencia del pagliaccio alquilón de bajo vertido, las cuentas me redondean 31.000. Al susodicho, menos de un tercio. A ellos destina el formal calificativo de bajas de "guerra" en la masacre perpetrada por Videla y Massera -rematada "heroicamente" por Galtieri y Menéndez-, contra destacamentos armados, y muchos más obreros y estudiantes, o vecinos desarmados. En ello coincide con la derecha ultramontana, viva aún en la Argentina.
Del infame pelotón mediático forma parte el arbitrario "mass media" Samuel Gelblung, amigo emocional y patrocinador desde los medios de su repugnante libro sobre Perón en Buenos Aires y aledaños, hacia 1975.
A este otro ejemplar, antiguo apologeta de los monstruos del "Proceso" se le debe la victimización reciente de una mujer de 77 años, prostituta de calle ventilada por su equipo de redacción en los programas que controla en la radio y TV criollas.
De paso, el amigo y metapensador de lo ajeno, mete en la bolsa a los Kirchner y sus gobiernos "montoneriles". Para este plumífero corrompido, corrompido está el mundo. Residente en Cataluña, ataca a los catalanes situándose en las filas que combaten las dos lenguas con el pretexto de la amenaza que pende -según declara- sobre la de Cervantes, que él administra en sus escritos sin ser molestado ni combatido (ni leído, pese a los esfuerzos de la agente Carmen Balcells), salvando a la colonia argentina que lo conoce bien.
A uno de estos catalanes intentó robarle un estudio serio y documentado sobre Perón, que señala como propio. A otros los combate de esa manera por acto reflejo. En realidad, el odio que lo consume no tiene fronteras, y es el factor que en consecuencia lo convierte en un apátrida y defensor de las recientes masacres israelíes.
La semana pasada, con el pretexto de honrar lacrimosamente la memoria de René Favaloro -suicidado tras una fuerte depresión provocada por las sucesivas crisis del país-, estimó que la patria en la que nació "Es un país corrupto".
Así, todo entero; los ricos desvalijadores y los pobres hambrientos que mueren por hambre, desesperación o la violencia cotidiana que los enajena hasta el punto de no creer en nada y delinquir.
Corrupto hasta el tuétano es él, no el país que le vio nacer y del que tan a menudo reniega para regocijo del amo antiargentino -Federico Jiménez Losantos- y sus comunes complejos de inferioridad teruelenses.
Cambio el enfoque por un instante y, ante las denuncias sobre corrupción que al territorio nacional comprenden en la deposición de Vázquez, llamo a que la Fiscalía argentina ordene su interrogatorio ni bien aterrice en Ezeiza (en Buenos Aires reside por periodos). Semejante acusación hacia el país, exige pruebas concretas y pormenorizadas que laven más blanco.
De bote pronto, el incidente nos revela a un nuevo Fiscal de la Patria que empalidece la memoria del mismísimo Lisandro de la Torre.
Caso contrario y de resultar lo que presumo, es de desear que operen sobre el felón las soberanas leyes penales que el Código señala. No se puede arrojar la piedra desde una acera, y desde la otra pasar por el escaparate roto fumando, como si tal cosa...


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