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viernes, 3 de febrero de 2017

LAS CARENCIAS DE HOY Y LOS DESASTRES DE MAÑANA


Los procesos históricos y sus transformaciones son determinados por relaciones de fuerzas opuestas. Marx resumia los constantes malentendidos de la Historia en una frase maestra describiendo este escenario:"A la voluntad de unos hombres se opone la de otros. El resultado final de esta pugna constante,será algo que nadie quiso ni buscó".

El por qué del fracaso de ciertos gobiernos populistas en América Latina debe ser investigado como material polémico.No se puede apologizar a Dilma Rousseff o Cristina Fernández como símbolos de lo que pudo ser y no fue,por los nefastos efectos del neoliberalismo. 
Yo he vivido y estudiado uno de los fenómenos populistas más extraordinarios de Argentina y el mundo. La importancia del Estado Justicialista sentó un ejemplo que Hugo Chávez Copió en lo posible, e inicialmente inspiró a Fidel Castro y el Che Guevara. Mezcla de fascismo y comunismo, su edificación fue posible gracias a una excepcional circunstancia política y social. La trascendencia de las medidas sindicales y sociales adoptadas por Perón y su equipo, sobre todo las del trienio inicial(1946-49) superaron ampliamente las instrumentadas en la Europa de posguerra.El papel de los sindicatos obreros barrió el comunismo de muchas cabezas jóvenes, subordinándolas, eso sí, al gobierno justicialista. Los años de crisis y las transformaciones mundiales erosionaron la experiencia, tanto como la demoledora corrupción estatal. En el punto, los recientes gobiernos populistas, a bastante distancia de aquellos beneficios sociales, tampoco la evitaron, ni transformaron el país.El ascenso de Macri y Temer en Argentina y Brasil, o la crisis venezolana tras la muerte de Chávez no sólo son frutos neoliberales. El previo ejercicio de Perón fue incapaz de transformar el sistema productivo, derivado hacia la industria liviana, conservando el modelo agroexportador, auténtico legado del subdesarrollo. Lo mismo ocurrió con el petróleo venezolano.El boom de las materias primas favoreció experiencias que no supieron ni pudieron aprovechar la breve riqueza, cambiando el modelo. A la corrupción, se le sumó el atraso tecnológico, sujeto a las importaciones. En los años 70, muchos argentinos soñaban no con Perón, sino con la restauración del Estado Justicialista, imposible quimera para un país endeudado y escasamente acreedor, a la inversa de 1945. La conspiración oligárquica, sin duda existente sobre la base del atraso, siempre fue endémica en Brasil, Argentina y Venezuela, de forma tal que a los rebrotes de la ofensiva eterna de estos estamentos, se unió la siempre omnipresente tutela del Departamento de Estado USA. Es decir, el Imperialismo regional, que en la Europa actual desempeña la Alemania unificada, con el Euro, el pago de la deuda, y su influyente sucursal de la UE desde Bruselas. De estos procesos, deformados y poco estudiados en el viejo continente se valen los nuevos reformistas de Unidos Podemos y la izquierda política Europea. Mi profundo estudio del peronismo y sus gobiernos no existe para ellos, enfrascados en tesis académicas volátiles de corte lacaniano. Cuando repaso la entrevista de Pablo Iglesias a Dilma Rousseff, esas carencias documentales y teóricas presagian la dimensión de una tragedia mayor que la actual, idealizando el ayer, sin analizar sus circunstancias y fatales imprevisiones,

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