Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 3 de enero de 2017

1894. SOMETIMIENTO O REBELIÓN.


La baja calidad moral en España autoriza al PP y su miserable jefe un momento triunfal. A tal punto llega la euforia, que el ánimo de sus votantes y partidarios le augura un mandato de doce años más. De cumplirse el pretendido lapso de tiempo, el país será un basural con pocos ricos, y legiones de mendigos, parados o precarizados, desfilando el malvivir por sus calles y plazas, mientras la izquierda monta su paripé "asaltando los cielos", desde el parlamento, según añejo propósito, mientras los poderosos se adueñan de la tierra, para quemarla del todo en honor a su vanidad desde este holocausto europeo, en un continente regido por el voto popular. Todo procede según este código, irreprochable en las formas, abominable en el fondo. Los pronósticos de George Orwell en "1894" cobran cumplimiento, sin que el horizonte nos depare un mejor presente, ni un futuro luminoso.El Gobierno de los peores despunta en varios territorios del planeta, con los mejores censurados u oficialmente muertos. La Victoria de Trump en los EEUU, repite con creces la de esta UE en Europa, junto a la progresiva desaparición del progresismo en Latinoamérica. La negrura del horizonte no impide presagiar lo que sucederá a lo largo y ancho de este siglo XXI. Habrá nuevas guerras y más fugitivos de ellas, hacinados en inmundos barracones, según discurren los crueles códigos del nazismo y el estalinismo, consistentes en el exterminio liso y llano. Esta especie de "demócratas" que gobierna el mundo, reitera los viejos procedimientos, revistiéndolos de falsa legitimidad. Por que en verdad, la única posible radica en el respeto por la persona humana y sus ansias de progreso material y social. No es hoy este principio el que rige el planeta. Pero la esperanza no abandona nuestros corazones rebeldes. En su latir ciframos las esperanzas de un cambio que costará, como a los británicos de 1940, "sangre, sudor y lágrimas". Las mismas que hoy se rinden al sometimiento y la impotencia, pero mucho más legitimadas, y coherentes.

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