La intención del PSOE y Pedro Sánchez, culpando a Podemos de sus pactos fracasados con Ciudadanos es prepotente y autoritaria. Como si el paso del tiempo no hubiera mellado un prestigio largamente cuestionado por el espectro político al completo.Nada en semejante pacto garantizaba el "gobierno de progreso" que proclama un Sánchez, respaldándose en el corrupto Felipe González, haciendo de la ofensa personal y el "orgullo socialista" el único valedor. Los miembros de su ejecutiva repiten como loros este argumento, intentando trastocar la realidad de un pacto regresivo implementando el programa de Rivera, Garicano y cía, al dar continuidad al de Rajoy y el PP, elegiendo como socio a un partido de extrema derecha con cuarenta legisladores, en vez de otro progresista con más de sesenta. El proyecto fracasó dos veces.
La negativa de Iglesias invalidando el convoluto les dejó tocados. La respuesta, tan contundente, de aliarse con IU, desplegando un programa relativamente avanzado, culminó ese trámite. La consecuencia inmediata fue el llamado "sorpasso", ridiculizado por Alfonso Guerra,ex mano derecha de González, un político del ayer más arqueológico, relegando a los socialistas terceros en intención de voto según las actuales encuestas. En vez de recapacitar, Sánchez y los suyos huyen hacia adelante, mientras confiesan "haber extraviado el discurso", mientras la división interior contra el neoliberalismo de Jordi Sevilla, que propone una virtual alianza con el PP, empieza a notarse en sus controvertidas huestes.Bajo la presión de La Parda Susana y barones maniobreros sin principios sociales, Sánchez se ha probado un político débil e improvisado, que de la noche a la mañana cambia un programa de izquierdas, por un pacto con la derecha auxiliar del IBEX 35.
Desde el 15M la mutación social avanza en España. Con todas sus limitaciones, avances,retrocesos y bajo el fuego mediático y político de la derecha, Podemos e IU han conseguido al fin unir esfuerzos, remontando una tradición que hizo de la izquierda política local una comparsa de las formaciones derechistas, entre las que se cuenta el PSOE desde sus inicios, con patrocinio expreso de la Alemania de Bonn, previa versión socialdemócrata de lo que es hoy esta otra enorme sanguijuela continental y su siniestro directorio lobysta.
La extensión brutal de la miseria,los recortes y desahucios, unido a la falta de perspectivas de la juventud y los trabajadores en general, cuenta en este Frente de Izquierdas. El pánico que provoca en la burguesía dicho avance social organizativo se refleja en todos sus partidos, y el PSOE es parte de ellos. La disyuntiva para la formación es plegarse al fenómeno o morir. De no pactar con Unidos Podemos dará un paso más hacia el sepulcro, oficiado por los sepultureros actuales. Y no parece que Eros venza a Tanatos en esta instancia crucial, para un partido esclerosado en viejas fórmulas y canalladas múltiples, que ahora le pasan justiciera factura.
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