A RAÍZ DE UN ARTÍCULO DE VARIOS PONENTES EN EL DIARIO PÚBLICO

Todo este pretendido debate sobre el papel de los intelectuales en España colisiona con dos factores imposibles de superar. El más destacado es la falta de cualquier clase de polémicas locales en los últimos cuarenta años, unido a la pasada despolitización, y un voto aborregado de baja calidad, aún existente. El otro es la elemental cultura reinante, de corte memorista y no conceptual, que hace del país una aldea dependiente heredada del fascismo y sumisa ante Europa y esta UE. El otro factor, que muchos esquivan, es la propiedad de los medios que regulan las noticias, y cualquier amago de debates, estructurando una pesada losa sobre la prensa escrita, radios y TV, que alcanza a la izquierda. Tanto los espacios virtuales como Público, El Diario.es, CTXT y colectivo Burbuja llevan en su ADN este maligno estigma, observable en la ausencia de cualquier control de calidad en la franja de los lectores y sus pretendidas lucubraciones. No sólo se toleran constantes errores ortográficos, tambien meras descargas emocionales que de poco sirven a cualquier debate serio. A menudo, se confunden términos.Sin dejar de manifestar ira,se puede iluminar el patio, si aquello que interesa es explicar. Si no se observa este principio, lo que pinta democrático, se transforma, por ende, en su caricatura. Luego, tampoco faltan la censura y la discriminación, frutos de la propia en quienes regulan los espacios. Conmigo no se pierden una, sin que falten causas, cifradas, estimo, en una generalizada ignorancia de fondo. Mis últimas colaboraciones con un medio, señalan la incompatibilidad final de compartir artículos concienzudos, con otros poco esmerados y profundos, que de poco sirven a efectos de aclarar este oscuro callejón político cultural. Desde hace tiempo, soy consciente de escribir para mí y unos pocos más. Ello no me conduce a la desazón y una renuncia en la que jamás pensé. Pues si pienso y luego existo, es reflexionando en el papel sobre el mundo circundante como miembro activo del mismo. Esto es, damas y caballeros, compromiso con la vida, aunque debido a la ignorancia de otros mis reflexiones sobre la Historia y sus giros sean, de momento, casi invisibles.A la arrogancia y la autoestima las separa el hecho incontrovertible del compromiso.Lo último, es aquello que justifica la vida de este veterano escritor.