TURBULENCIAS...

Finalmente, el apareamiento de la gallina coja con el saurio del terrario parió un pacto que los próximos vientos derribarán en la arena política como un castillo de naipes. El partido más inmovilista, cruel y servil de la UE, en alianza con quienes anunciaban acabar con la vieja política en nombre de principios centralistas y antidemocráticos en la España plural, signaron un pacto al que el PP jamás dará cumplimiento, según sus costumbres. Habiendo cosechado pocos votos en el segundo turno electoral, Albert Rivera y sus rejuntados sin principios se han lanzado al vacío sin otro paracaídas que las promesas, con un pronóstico más bien sano para España, aunque huela a cadaverina para los aliados en el contubernio. Los orígenes falangistas y chaqueteros de Ciudadanos y su breve primavera electoral, se basaron en la corrupción nacionalista en la Catalunya pujolista y el expreso deseo de domar las autonomías, menguando sus presupuestos, por parte del PP y el PSOE. Lejos quedaron las invocaciones de Zapatero sobre la “Nación de Naciones” hispana, en instantes de breve demagogia disfrazada de izquierdización, según su estilo. La virtud de los socialistas, con Rubalcaba y ahora con Sánchez, fue desnudar con amplitud su propio rol conservador y pro IBEX 35. El fracaso del pacto con Ciudadanos invistiendo al basquetbolista Sánchez reconocía esa impronta, acorde con la despótica enmienda constitucional pactada con el PP, primando el pago de las deudas con los bancos alemanes y franceses. En la breve legislatura que nos aguarda volveremos a los desaguisados y recortes del gobierno de confianza de la UE, Merkel y Hollande, empezando por el recorte de las pensiones y otras gracias por el estilo, en sanidad y educación. Se seguirá creando empleo basura merced a la Reforma Laboral, hasta que en las Cortes estallen rayos, truenos y una probable moción de censura. De hecho, la trampa electoral, montada con un propósito, desembocará en un rápido desgaste de este retorno insuficiente que Rajoy y sus corruptos sicarios van a intentar, aupados por el temporal crecimiento de votos. Seguramente, los socialistas continuarán negando apoyo a su investidura, basándose en un segundo puesto opositor, que de hecho ha reforzado Unidos Podemos en las últimas temporadas. Sin bola de cristal a mano, sería temerario pronosticar derroteros colectivos e individuales, salvo en el caso de Ciudadanos y sus ruinosas perspectivas. Lo cierto es que, lejos de finalizar, las turbulencias políticas, sin una oposición de izquierda válida, se dibujan en el horizonte. Y han llegado para quedarse…