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sábado, 20 de agosto de 2016

NEGAR LOS CAMBIOS DE VERDAD


No admito que todas las críticas que llueven sobre Podemos sean de derechas. Sin profesar ese credo, disiento con su levedad programática desde la margen izquierda. Han convertido el 15M en una efeméride totémica, eliminando de su programa inicial los ataques a la monarquía, la UE y otras cuestiones muy sentidas en el campo popular. Podemos es un engendro académico que permuta principios por cesiones. Alberto Garzón comparte esa visión quebradiza de los principios. Viene a ser Syriza sin necesidad de traicionar ningún referendo. En tal sentido, ellos se anticipan. Todo el atraso secular hispano se resume en ínfulas renovadoras que terminan adaptándose al sistema. Íñigo Errejón y sus locas teorías sobre “El bloque de poder” encabezan esa tendencia, convalidada por Iglesias, Monedero y los monos sabios de la Complutense. Algunos de ellos asesoraron en asuntos sociales a gobiernos populistas en América Latina, e impresionados por su apoyo de masas fueron influenciados, en vez de influenciar, como buenos aprendices de brujo. Pero el populismo reformista retrocede en el nuevo continente, a manos del neoliberalismo. Las experiencias de Venezuela, Brasil y Argentina así lo indican. No es necesario acudir al desastre de Syriza para entender el porqué. En cambio, Podemos se aferra a ese reformismo, incapaz de cambiar viejas estructuras. Ahora, mientras vigorizan al PSOE, hablan de “Los ciudadanos y las ciudadanas”, matando el genérico, o la “Ciudadanía”, echando mano a valores lingüísticos del sistema “democrático”, con un porcentual de pobreza, paro y precariedad en un 14% de la población. La base teórica de tácticas y estrategias relevantes no existen. El oportunismo tampoco las ofrece. Resulta penoso ver a muchos dirigentes y seguidores recitar las consignas que dimana la dirección centralizada, sin disentir en nada. Es la ruta que desemboca en el estalinismo, aunque sin estado soviético que defender. La permuta del estalinismo clásico por el populismo no cambia las cosas. Resumen ambas políticas la conciliación con formaciones sociales del enemigo. A años luz de entender sus carencias, Unidos Podemos van desapareciendo de escena, cediéndosela a la extrema derecha española y sus podridas estructuras, heredadas del franquismo y la llamada Transición. Por ahora no se observa otra gran emergencia social ni rebeliones internas, como no sea la de tipos como Gaspar Llamazares, partidario de pactar con C´s. Es dura la realidad, ante todo, cuando no se la intenta cambiar de verdad…

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