Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 28 de marzo de 2017

LOS CATEDRÁTICOS

 A ellos me dirigí, invitándoles a ensayar una lectura histórica frondosa. El problema, es que a la hora de escoger textos, casi todos eligen aquellos que no les inquietan ni sorprenden. Por esa razón no leerán Los volúmenes sobre Perón y el populismo argentino, en su ruta de ascenso y caída. Prefieren formulaciones como las de Ernesto Laclau y su viuda, Chantal Mouffé. En el caso español, median gravosas herencias stalinistas antes y después del franquismo, y mucha conciliación de clases, más los apuntes póstumos del Antonio Gramsci a punto de morir. Leer poco y mal, o nada, es lo que caracteriza hoy a los ilustres catedráticos. Mediocres organizadores políticos que, desde la arrogancia dicen saberlo todo. Si la teoría sirve de algo, es para de la Historia rescatar lo humano, a la manera de Eric Howsbam o Pierre Vilar. Los actuales epígonos carecen del menor interés por explorar la naturaleza humana, única sustancia que alimenta la Historia. El ejemplo de Podemos, símil de Syriza, es dramático en todos sus estamentos, también los de la izquierda anticapitalista. El respeto político por la realidad social, implica entenderla y reinterpretarla constantemente, aprendiendo. Y a estos señores no les preocupa aprender. Se bastan solos, y solos vegetarán hasta morir mientras les financian los dineros públicos sus ensayos desde el Congreso, gracias a los votantes. No era sólo el proyecto del tan pequeño Errejón. Es el de Iglesias, y ese bufón carente de talento que se apellida Monedero, el "Pepito Grillo" del líder que tan poco lidera en estas horas aciagas. Él es quien me censuró hace tiempo, conducta que repiten sus loros parlantes, llámense Irene Montero, o la Parda de Vera desde Público, su hoja propagandística más sumisa. Nada de esto me extraña. Mis largos años de invisibilidad oficial continúan hoy en este país (salvo en mis muros face y el Blog), lastrado desde los tiempos de la Inquisición, la dependencia y la victoria del fascismo. Si no avancé en los claustros universitarios, fue por preferir las fábricas a las teorías poco entendibles que contaminaban el conocimiento, presunción que el paso del tiempo  convalidó. Son las que nutrieron el pensamiento de las cabezas en Unidos Podemos. De estas gentes me separan el aliento humanista que destilan mis labores, contrapuestas a la petulancia que gastan ellos. Mi trabajo sobre Perón, con su luz y sus sombras, integra otra galaxia en materia de experiencia. Nada las hará compatibles, pese a mi envite. Ellos asesoraron a gobiernos populistas, aunque poco aprehendieron de sus derroteros. La realidad actual les probó insuficientes para enterrar definitivamente un pasado, del que estos aprendices de brujo formarán parte, más temprano que tarde

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