Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 2 de junio de 2010

LA HUELLA DEL CRIMEN

Al fondo la embarcación con 750 cooperantes salvajemente atacados por tropas israelíes. El primer plano, la bandera que tantos genocidas deshonran.

Al menos diez muertos y un gran número de heridos ha causado esta nueva tropelía del estado israelí en aguas internacionales.

¿Qué diferencia el genocidio nazi del ghetto varsoviano de lo que se perpetra contra los palestinos en general y los de la Franja de Gaza en particular? Nada absolutamente. El concepto de eliminación compulsiva y sistemática para con el enemigo es idéntico en su ADN.
El componente racista también acude a esta larga cita celebrada entre víctimas y victimarios. Los pueblos árabes son para el Ejército israelí, lo que los indios americanos o patagónicos representaron en la sangrienta foja de servicios del norteamericano o el austral.
La ideología poco cuenta ante el crimen manifiesto de un Estado poderoso y armado hasta los dientes contra un pueblo valeroso e indefenso.

Las voces que defienden a Israel en nombre de la democracia y la libertad suenan cada vez más y más grotescas. Son, como el señor Obama y el Pentágono, cómplices con el crimen masivo de una política exterior que nada tiene que envidiarle a los más tenebrosos imperios de la Historia y su rastro colonial, anegado en sangre y dolor.

La brutal arrogancia de esta democracia elitista, racista y defectuosa, hunde la que una vez fue enseña de libertad y reivindicación de un pueblo castigado por los peores asesinos del siglo XX, en el peor lodazal del XXI.

Una vida humana es sagrada en cualquier punto del planeta. A los palestinos les asiste el derecho de vivir con dignidad en su territorio; no en este campo de concentración al que le relega el capricho prepotente de los tiranos racistas, perfumados en falsas esencias de libertad y dignidad tan grata a cierta clase media "culta".

La cacareada democracia de Israel sirve mal a los propios ciudadanos que pretende resguardar de la "barbarie" comprometiendo su futuro, nacional y social.

Creo que, si las víctimas del nazismo volviesen a la vida, maldecirían a estos descendientes, escupiendo a su paso. De momento ya se alzan voces interiores contra los halcones que dirigen la política exterior.

El buque cooperante, con mayoría de ciudadanos turcos, transportaba comida, medicamentos, ropa, libros y juguetes. También la solidaridad activa de gente noble y entregada a causas humanitarias. Ahora esos bienes, preciosos para tantos palestinos hambrientos y en harapos, asediados por moderno armamento pesado y cachorros prestos al mordisco letal, no llegarán a destino gracias al asalto pirata de una soldadesca entrenada para sangrar al enemigo.

Tampoco arribarán esos juguetes. Los niños asediados por las amenazas constantes a sus familias y la penuria generalizada, deberán conformarse con imaginarlos mientras la salud los acompañe.

Igual destino viven hoy las mujeres y los viejos. En la Varsovia del´44 ocurría otro tanto.

Los responsables de hoy (ayer y anteayer) no son muy diferentes de aquellos, empeñados en destruir todo lo bello, noble y solidario de este mundo, en nombre de una patria que día a día pierde su humana razón de ser.

Tampoco es la misma que garantizó un lugar al sol, a tantos perseguidos por la desgracia y el horror, una vez constituida. Y con esa ancestral y flameante bandera, que ayer fue símbolo de esperanza, y hoy tantos pisotean con el pretexto de defenderla.

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