Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 23 de mayo de 2010

DESDE EL DESPRECIO AL RECONOCIMIENTO O LA ESTIMA


En las imágenes, de arriba hacia abajo:1) La basura aglomerada de quienes se oponen al enjuiciamiento de represores y la verdad histórica en la Argentina. 2) Los Kirchner, responsables de varios dislates aunque también de enfrentar a los que niegan torticeramente las atrocidades del pasado. 3) Luís Moreno Ocampo, impulsor desde el Tribunal de La Haya de todo aquello que aclare la verdad y el castigo de los culpables, y protector del Juez Baltasar Garzón, expulsado de la Audiencia Nacional por dos denuncias de organizaciones fascistas, y su eco en ciertos magistrados de cuyos nombres no quiero acordarme.
A los primeros destino repudio, liso y llano. A los segundos el reconocimiento. Al fiscal Moreno Ocampo mi gratitud por defender el honor y la tenecidad del mejor juez español en la historia de nuestro Poder Judicial.
A quienes alcen el ejemplo de Sudáfrica reestañando viejas heridas de sangre e injusticia, les recuerdo que mal que bien, los asesinos reconocieron sus crímenes.
El perdón les fue otorgado tras el arrepentimiento, no antes. Una cosa es perdonar a quién lo solicite; otra olvidar sin más en nombre de una concordia de cartón piedra.
En España la Transición fue inevitable dada la relación de fuerzas entre los sostenedores del viejo régimen y los parteros del nuevo. A treinta años de aquel apaño, lo defectuoso del procedimiento no deja de perseguirnos. Ya lo escribí repetidas veces. El apaño elusivo favorece lo peor de los humanos: la falta de autocrítica. Así está la España de hoy, y aunque pueda achacarse a la brutal crisis económica y nuestros propios reflejos este estado de postración, cuentan además esas ganas locas de no remover el pasado.
El cese de Garzón se enmarca en una sombría y terca voluntad de permanecer en las tinieblas de la Historia.
Hoy la República Argentina, su gobierno, varios jueces y fuerzas sociales organizadas proyectan el ejemplo que debe iluminar al temulento gobierno español y a gran parte de su judicatura; esclerosada y carrinclona.
Alguien cuestionará mi entusiasmo por los señores kirchner, a menudo fustigados por esta humilde prosa. Sin disponer de otra que mejore mi performance, lo refrendo, al menos en el punto. Considero su posición política y ética una conquista del pueblo argentino, más allá de la subjetividad que ampare la intención.
Dejemos las credenciales de la "pureza" y las "mejores intenciones" en manos de los faldones, las togas, los rituales litúrgicos, los rezos hipócritas y la pederastia.
Nadie puede crecer de verdad sin enfrentarse al pasado; individual o colectivamente. Incluso, me atrevo a señalar que, hasta el perdón sudafricano revela en el posmandelismo sus fallos conceptuales, a tenor de la enorme corrupción política y social que impera en esa democracia, debilitándola.
Otro grave conflicto despunta en desenterrar o no a las víctimas de las represiones franquistas o terroristas de Estado.
Las víctimas militares y civiles del terrorismo setentista en el país austral han recibido condignas honras fúnebres y reconocimientos oficiales. A cualquier deudo se le pudo ocurrir dibujar al pariente difunto una última sonrisa, en el féretro, o desde los retratos que presidieron sus funerales. Tuvieron más suerte que Hamlet evocando al fiel Yorick mientras asía su calavera, en la fosa recién abierta por accidente.
A los otros, desaparecidos en Argentina, o echados como basura a cualquier fosa común en tierras castizas, ni siquiera los asiste el digno adiós de los suyos ante los despojos mortales
En el estancamiento actual de España pesa como una losa de granito la ausencia de voluntad autocrítica para con las víctimas de Franco y sus bárbaros. Con una estructura económica precaria, transpirada de un gobierno a otro sin revisión alguna, e insertados en el forcep del euro en honor a los supremos intereses del nuevo Imperio Alemán (locomotora, que le dicen, sin aclararnos si nos arrastra desde arriba o por abajo), hemos desembocado en los 5.000.000 millones de parados.
Una cosa lleva a la otra. Los vasos comunicantes de la realidad no son compartimientos estancos.
El conservadurismo cerril tiene ese triste y contagioso ADN.
Las gentes como Moreno Ocampo y Garzón- entre muchos otras, dentro y fuera del estrado- combaten el olvido con audacia, denuedo y valor. Gracias a estas voces significantes y poderosas, las pesadillas de cualquier déspota planetario rondan cada vez más el delirium tremens.
A los asesinos del pasado reciente no les irá mejor.
Aunque sujetos de la calaña que asoman en el primer friso (publicado hoy por "Página 12") cierren filas y en sus ágapes brinden con champaña por el triunfo de los perversos y el ocaso de los valientes...


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