EL ATENTADO DEL MERCADILLO ALEMÁN.

Europa padece hoy este flagelo, no menos terrible en sus consecuencias, que la política social y económica que administra la hegemonía alemana de esta UE, con propios y extraños, en los países del sur continental, y para con los refugiados sirios que huyen de la guerra, regimentados en campos de concentración como bestias salvajes, al igual que los judíos bajo el Imperio Nazi. Los medios europeos y españoles insisten en recalcar las pérdidas humanas, que causan los fanáticos yihadistas, sin aclarar lo otro, de importancia mayúscula. El abandono absoluto de la concepción humanista de derechos sociales , los terroristas les tienen en cuenta. Es hora de que nosotros también lo hagamos.La violencia es consecuencia de la injusticia social y política. La prosperidad en Francia o Alemania, las potencias a quienes beneficia este tinglado montado desde Bruselas, Berlín y París, con sirvientes locales probados en la zona sur, será frágil en materia de seguridad. Sus gobiernos atacan el terrorismo con medidas policiales insuficientes, mientras los respectivos gobiernos lo promueven de hecho. El señalamiento canalla de Merkel sobre la indignidad criminal de los refugiados legales, responsables de los muertos del mercadillo, oculta el cáncer chauvinista y antisocial de este sistema inequitativo. En la medida que dicha filosofía en la UE persista, el continente se convertirá en un infierno manifiesto, donde quienes disientan(léase anticapitalistas o manifestantes) se convertirán en enemigos oficiales, perseguidos, y encarcelados, cuando no muertos, echando más leña al fuego de la guerra civil que paso a paso se está larvando, aunque pocos lo veamos.