Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 27 de noviembre de 2008

UNA INFAMIA EDITORIAL

La contracubierta del libro que le editó Tusquets a Enrique Krauze contrasta con un estimable texto que he comenzado a leer con interés.
A Tusquets le debía dejaciones e informalidad. Ahora les manifiesto mi repudio e indignación por aquellas muestras de irrespetuosidad para con un autor de mérito, y ante todo, por esta burda copia de mi texto, ya reseñada en otro post.
No fue Krauze, sino ellos y algunos de sus ganapanes de plantilla quienes perpetraron el puntual saqueo.
Mi breve historia con esta factoría viene del pasado y se resume en dos incidentes. El primero consistió en enviar el original de Perón (aún no editado), sin obtener respuesta.
Fue en el 2000. Tiempo después insistí ante una de sus revisoras, girándole de nuevo la obra, al tiempo que le advertía sobre el primer envío y su falta de respuesta. Ella apuntó poco después que investigaría el asunto por una razón: mi texto les interesaba, hasta el punto de proponerme su inserción en un concurso anual sobre biografías.
Ante mi objeción, argumentando que no me interesaban los concursos, respondió con un argumento irresistible: el evento serviría para promover mi obra; meritoria de premio.
Finalmente terminaron galardonando un intrascendente texto documental del ex castrista y preso del régimen Huber Matos, no sin que antes la empleada me anunciase que el primer envío de Perón, Luz y Sombras, había reaparecido en una caja de cartón llena de polvo...
Los ecos de la decadencia literaria que aún nos asola tiene responsables, abajo y arriba.
El postrer contacto físico con esta gente fue previo al fallo concursal.
La propuesta de publicación de mi libro había sido desestimada sin que se me brindase explicación alguna.
Antes del cerrado desprecio, me atendió la empleadita -al parecer responsable entonces de las lecturas de originales- con una falsa sonrisa.
En el curso del breve diálogo llegó hasta mí un vozarrón de macho ibérico lanzando maldiciones por algún pleito interno.
Deduje que era el consorte de la señora Beatriz de Moura, enérgico individuo fumador de imponentes habanos en el stand editorial habilitado en la Feria de Barcelona.
No preciso lanzar imprecaciones sobre Tusquets Editores. Son comerciantes y a ellos varios escritores nacionales y extranjeros les deben buenas ediciones.
La del libro del mexicano lo reitera. Salvo, claro, en lo ateniente a la infame contracubierta.
Ella resume el inescrupuloso desdén por el esfuerzo ajeno, y su desvergonzada manipulación.

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